Cargando La Suerte

El novillero daimieleño, Carlos Aranda dio un recital en la ciudad de la cerámica en la festividad de San Isidro. Ante dos buenos astados de Dehesa de Valhondillo, ha mostrado diferentes registros en una tarde cargada de torería, en la que el temple ha sido su mayor arma. 

Muchas ganas mostró Carlos Aranda ya al abrirse de capa en su primero, que tuvo una gran acogida del respetable. Despacio y con mando. Un animal con la cara alta y escaso de fuerza al que Aranda no le quiso obligar para poder entablar la faena. La chispa que le falto al toro la puso el novillero en una faena perfectamente medida. Cerró con unos torerísimos ayudados por alto. Tras una estocada paseo la primera oreja de la tarde.

Lo mejor llegó ante el bonito y entipado castaño que hizo cuarto. Tras un elaborado saludo, quitó por gaoneras  rematado con una vistosa revolera. Abrió los caminos con la muleta; muy templado y con mucho gusto. Muy en torero llevó las embestidas mucho mas allá de la cadera. Hay que torear sin toro y esto hizo Carlos Aranda en las entretandas que finalizaba por alto para cuidar al animal. Meció las embestidas al natural, por ahí el animal era más desentendido. Volvió al pitón derecho y se caldeó La Caprichosa. Un perfecto volapié hizo rodar al novillo sin puntilla. Cortó las dos orejas mostrando la naturalidad y el buen hacer del temple invitando a seguirle muy de cerca esta temporada.

Buen concepto atesora también Alfonso Ortiz que tras brindar al público su faena, con mentón hundido, de corte muy clásico y con rodilla en tierra empezó su trasteo. Fue un tanto acelerado, ante un animal rebrincado que necesitaba un poco más de mando. Llevó largo y vació por bajo a un animal que le punteaba las telas; media estocada caída y atravesada pusieron en sus manos también una oreja. Poco pudo hacer ante la condición del sexto que resultó un bronco y protestón, muy mal la espada. Silencio.

Completó el cartel Abraham Reina, que dejó una buena media en el saludo capotero antes de con la muleta exigir demasiado a un animal que no tenía demasiado fondo. Tres tandas y un remate. Quizá debiera haberse impuesto un poco más. Dejó momentos templados por el derecho a una faena que fue a más antes de atascarse con la espada y dejar una ovación con saludos. Sí que paseó una cariñosa oreja en su último ante el que resultó el peor del encierro. El novillero talaverano puso todo de su parte para no irse de vacío, inició de rodillas la faena de muleta pero no encontró la rotundidad deseada.

Plaza de toros de Talavera de la Reina (Toledo). Un tercio de entrada. Novillos de Dehesa de Valhondillo, de excelente juego y correcta presentación, destacando los lidiados en tercer y cuarto lugar, ovacionados en el arrastre.
Carlos Aranda, oreja y dos orejas.
Abraham Reina, ovación y oreja.
Alfonso Ortiz, oreja y silencio.