Estar digno o estar firme, son calificaciones taurinas usadas de manera frecuente para resumir de alguna manera la labor de un torero, que sin obtener un sonado triunfo sea capaz de solventar las dificultades de sus oponentes y dejar una buena impresión en el aficionado. Dicha firmeza y dignidad fueron mostradas hoy por el novillero de Daimiel en el ruedo venteño; el mismo sobre el que cortara una oreja el pasado 11 de agosto.
Carlos Aranda volvía a estar anunciado en Madrid, en el festejo mixto que completaban los tres finalistas del certamen sin caballos “Camino hacia Las Ventas”. Se lidiaron novillos de Jandilla y Vegahermosa, interesantes en su comportamiento, destacando segundo tercero y séptimo. El lote de Carlos tuvo en su primero un novillo con cierto buen aire en su manera de querer embestir, pero al cual le faltaron las fuerzas necesarias para ser exigido en la muleta. Al que hizo quinto le costó humillar desde una condición muy justa donde faltaba la clase y el ritmo en sus embestidas.
El novillero de Daimiel parece adentrado en una progresión patente que le ha hecho evolucionar en su tauromaquia. Las embestidas del novillo-toro le van mejor al daimieleño, además de atravesar un momento de frescura, por la veintena de novilladas matadas durante esta temporada. La presión de Madrid no le pesó y en la lidia de sus dos novillos tuvo medida y criterio a la hora de hacerles las cosas. Tardes como la de hoy también sirven para el crecimiento del torero y de la persona que soporta a ese torero. Y además de todo ello, sirven para seguir intentando plasmar un concepto, que puede calar hondo en la afición venteña, cuando Aranda tenga a ese toro que te pone a funcionar.
La justeza de fuerzas de su primero impidió pasar más alla de la corrección y el oficio. Aun así se descolgó Aranda con buenos muletazos por ambos pitones de manera puntual. A dos manos torea con mucho gusto, y lo demostró en su segundo, dejando bellísimos remates, como también los ayudados del final de faena desde los medios al tercio. Un espadazo casi entero algo desprendido quizá enfrió la petición sin que esta fuera suficiente para que el usía hiciera volar su pañuelo sobre la balconera de terciopelo que luce el palco de Madrid.
En resumen, una actuación de la que Aranda se lleva un balance positivo hacia la próxima campaña, donde esperamos verle anunciado a comienzos de temporada, a poder ser, ojalá en San Isidro, donde un triunfo importante diría: que Daimiel no solo tiene a Las Tablas, sino también a un torero, que se llama Carlos Aranda.
Crónica: Víctor Dorado Prado
Galería fotográfica: © Manuel del Moral Manzanares
Plaza de Toros de Las Ventas. Un cuarto de plaza (5.128 espectadores). Tarde agradable. Novillada mixta.
Se lidiaron novillos de Jandilla y Vegahermosa. Interesantes en líneas generales. Destacaron segundo, tercero y séptimo.
Carlos Aranda, de grana y oro: Saludos y vuelta al ruedo.
Leandro Gutiérrez, de turquesa y oro: Saludos y vuelta al ruedo.
Álvaro Burdiel, de azul noche y oro: Oreja y oreja
Marcos del Rincón, de azul y oro: Silencio y silencio.
Alvaro Burdiel, de la escuela taurina de la Comunidad de Madrid Jose´Cubero “Yiyo”, ganó el certamen “Camino hacia Las Ventas” saliendo a hombros por la puerta grande.