Cargando La Suerte

En las vísperas de la venerada Virgen del Carmen en Almodóvar se lidió una novillada con picadores de Dolores Rufino a la que faltó fondo de bravura y en la que los tres novilleros anunciados estuvieron por encima ante una más que aceptable entrada en los tendidos.

Almodóvar del Campo necesita recuperar su identidad de plaza de toros donde huele a novillo serio y encastado y donde huele a oportunidad para los mejores novilleros del escalafón. Duele oír hablar a los taurinos de cualquier punto geográfico con el anhelo de ese Almodóvar novilleril donde se celebraba un certamen de los más importantes y de la talla de las más importantes ferias de novilladas como Arganda del Rey, Arnedo, Algemesí, al igual que duele ver como en la actualidad, localidades como Villaseca de la Sagra se han situado y han crecido en el calendario taurino de la temporada por la vía de las novilladas de manera inteligente. Parece como si nos gustara desaprovechar los argumentos que nos han hecho grandes, porque Almodóvar del Campo no hace mucho más de una década era grande por su feria de novilladas. En la noche de ayer se demostró con una muy aceptable entrada en los tendidos que estos festejos interesan y pueden ser el revulsivo que requiere “las eras de Marta” como es conocida su plaza de toros cuando llega Septiembre y se celebra su feria taurina junto a sus longevos y tradicionales encierros por la mañana.

La novillada de Dolores Rufino tuvo presencia, tuvo fachada de toro en alguno de ellos y fue bravucona en los primeros tercios, yendo a menos en un comportamiento falto de casta y de fondo de bravura. Salvo el primero, los demás llegaron a la muleta rajados y buscando las querencias de chiqueros, dando pocas opciones de triunfo a la terna.

Se guardó un respetuoso minuto de silencio por un Iván Fandiño muy querido en esta localidad, ya que el de Orduña estuvo afincado en la zona durante mucho tiempo. El astigitano Ángel Jiménez abrió la calurosísima noche saludando a la verónica al guapo y rematado primer novillo. Jiménez cargó la suerte y toreó por abajo con buen aire a la verónica ganando terreno. Tras el fuerte puyazo al utrero quitó por Chicuelo y remató con la media, dejando buena impronta capotera. El comienzo de faena por alto, barriendo el lomo del novillo y rematando por abajo elevando pronto la importancia del trasteo, que fue interrumpido por los primeros parones del animal al coger la mano izquierda, donde se empezó a aburrir. De nuevo con la diestra recuperó la movilidad por donde fue mejor, aprovechando Jiménez hasta el último movimiento por este lado y por el otro y por donde hiciese falta. Con ayudados por alto llegando a la raya de picadores fue el final de una faena firmada con una estocada algo desprendida que acabó con el novillo. El palco atendió solo a la petición del publico de la primera oreja y negó la segunda queriendo demostrar una rigidez en los trofeos que sin embargo no existió en otros momentos del festejo como por ejemplo en algún cambio de tercio con dos palos demostrando la falta de criterio unánime y equilibrado de los palcos presidenciales en una gran numero de plazas de toros.

Ante el cuarto, Jiménez arreó de salida echándose de rodillas y soltando la larga cambiada para después torear a la verónica con las dos rodillas en tierra y soltando una mano en el remate de un saludo vibrante de novillero enrazado. En el caballo le dieron también un puyazo fuerte a este novillo, que en banderillas apretó a los de plata como toda la novillada, haciendo hilo hacia las querencias con serios arreones de mansos. Muy a menos este novillo en la muleta y muy a más la disposición del novillero que tras los fallos con el acero y el verdugillo dejaron el trance en una calurosa ovación por parte del respetable.

Emilio Bresó no tuvo suerte con su lote desde salida, ya que su primero, un novillo castaño muy serio y cuajado se lastimó en uno de los giros del saludo capotero, quedando muy dañado para la lidia y siendo devuelto a los corrales de donde salió un sobrero muy deslucido y con peores hechuras. El novillero de Almadenejos le ganó mucho terreno de salida a la verónica. El “trancazo” del picador fuerte, y en el capote de Valentín Cuevas ya el trazo de la embestida se apagaba por momentos. En la muleta apenas había materia para Bresó que estuvo encima del animal con firmeza de plantas. La estocada algo desprendida no fue suficiente. Desde el callejón un miembro de su equipo, vestido de paisano le sacó la espada al animal en un gesto feo, ya que ante el novillo el propio novillero o algún miembro de su cuadrilla pudieron hacer esta acción que de haber sido vista por la autoridad hubiera podido ser digna de sanción, ¡Ay los pequeños detalles a veces marcan las diferencias y otras todo lo contrario!

Ante el quinto hubo emoción de salida ya que Bresó se echó el capote a la espalda con un farol, engarzando gaoneras de salida con el novillo apretando y llevando la vibración al tendido que es lo que se espera de los novilleros. En la muleta el novillo no mantuvo un ritmo y fue parándose y abandonando la pelea poco a poco. Por el lado izquierdo repitió en tres ocasiones por donde Emilio corrió bien la mano por abajo enseñando ese concepto tan personal de verticalidad y firmeza de plantas. Voluntarioso trasteo rubricado con un buen espadazo al segundo intento que le valió para puntuar y arrancar la oreja del novillo con el merito de quien no tiene rodaje y oportunidades de torear.

David Salvador tampoco tuvo opciones de triunfo ante un lote de novillos descastados y sin fuelle para que el salmantino nos enseñara sus credenciales. Dejó entrever a la verónica en el tercero buen estilo de torero fresco y joven que lógicamente esta obligado a apretar y a arrear para abrirse paso pero con la identidad seria y clásica de la escuela castellana de su tierra salmantina. La estocada a su primero entrando muy derecho fue de nota quedando incluso algo contraria. En su segundo salió como sus compañeros arreando con la larga de rodillas. Se lo dejó crudo en el caballo pero ni con esas. El comienzo con tres pases cambiados en una distancia corta fueron los pasajes más lucidos de su actuación. Después el novillo con poca clase, saliendo de los embroques con la cara alta, desentendiéndose y demostrando la falta de bravura, acometividad y raza, terminando como el resto de sus hermanos en terrenos de toriles donde acabó con su vida tras pinchazo y media y varios fallos con el descabello. La ovación del tendido a la disposición de Salvador cerraban un festejo que nos dejó la grata sensación de la afluencia de público (hemos visto corridas de toros por feria con peores entradas) en una noche donde los tres novilleros anduvieron muy por encima de sus oponentes. Esperemos que a los aficionados de Almodóvar se les conceda por parte de la empresa el ir recuperando poco a poco aquel certamen de novilladas que hacían de esta localidad un epicentro del toreo por Septiembre, y que con el resultado de esta novillada parece muy recuperable.

 

Almodóvar del Campo. Novillada con picadores. Noche de calor sofocante.

Se lidiaron novillos de Dolores Rufino bien presentados, con cuajo y desiguales de hechuras, faltos de casta y bravura y acabándose pronto en el último tercio, salvo el primero que fue el de mejor condición.

Ángel Jiménez (Blanco y oro): Oreja y ovación.

Emilio Bresó (Verde esperanza y oro): Palmas y oreja

David Salvador (Grana y oro): Silencio y ovación.

 Crónica: Víctor Dorado Prado

Galería fotográfica: © Manuel del Moral Manzanares