Enrique Ponce, Luis Miguel Vázquez y el novillero Carlos Aranda han salido por la puerta grande del coso daimeleño en la corrida ‘monstruo’ de la localidad. Mientras que Javier Conde se fue de vacío tras dos faenas insulsas. La Corrida de El Cotillo si bien, no planteó problemas a los acartelados, no propició emociones para el lucimiento. Sin raza ni clase y con muy poca fuerza.
Faena de menos a más. Así toreó Luis Miguel Vázquez al séptimo de la tarde. Templado, sosegado. Empezó Vázquez intentando meter al toro de El Cotillo en la muleta por alto, midiendo la embestida pero éste le pedía en todo momento que le bajara la mano. Salía desentendido del engaño. Descargaba los muletazos a media altura pero el toro no entraba en el cesto. Hasta que le bajó la muleta, y el de El Cotillo respondió. Muletazos de mano baja, vaciando la embestida con el cuerpo suelto y los de pecho de cabo a rabo. Qué expresión. Torería en el diestro local. Así ligó un par de series de calidad por el pitón derecho. Supo llevarlo embebido en las telas sin quitárselas de la cara. Al natural, sin ligazón pudo sacar muletazos de trazo bello. Fase final de ayudados por bajo genuflexos. Ejecución perfecta en la suerte de matar. Y estoconazo en todo lo alto. Dos orejas de ley.
En su primero, tras un buen recibo capotero a la verónica y una media con garbo en los medios de la plaza. Sin gracia tras la entrada al caballo. Quitó Vázquez con un remate a una mano a cámara lenta. Inicio de faena con ayudados por alto a sabiendas de la poca fuerza del animal. Mando, medición y distancia llevaron al torero local a lograr muletazos a media altura pero sin gran expresión. Al natural, cruzándose sacó pases de mérito. Uno a uno. Pero qué verdad. Alargó la faena, metiéndose en los pitones para sacar el escaso juego que le quedaba al toro. Dos pinchazos y una estocada media. Hicieron que perdiera los máximos trofeos.
En su primero Ponce pechó con un toro sin clase de la ganadería jienense al que sacó escaso juego y lucimiento. Muy endeble incluso antes de pasar por el tercio de varas, bajo el tesón y su saber hacer, el de chiva logró una faena a media altura que cerró con una estocada muy caída, una media en lo alto y un descabello. En su segundo, apareció el magisterio, cuando todo estaba perdido, consiguió meter al toro en el engaño, le alargó la embestida y pulsó las telas con temple para llevar la embestida del animal con clase y calidad. Calaron hondos los pases. Fue prendido al entrar a matar de verdad, sin consecuencias. Estocada casi entera. Descabello. Dos orejas.
Conde desaparecido toda la tarde, sólo dejó destellos artísticos en su primero a cuentas gotas. Vio la condición buena por el pitón izquierdo y quiso aprovecharlo pero siempre desde la lejanía. Sainete con la espada. Pitos. En su segundo puso algo más de voluntad pero el toro no le acompañó. Aburrido el toro y el respetable. Despegado del animal instrumentó una faena sin clase ni ligazón. Conde fue un quiso y un no puedo.
La corrida mixta se cerró con la presencia del novillero local Carlos Aranda, poco placeado pero que dejó instantes de torero en el camino. Comenzó la faena en su primero de rodillas en los medios y con un pase de pecho largo. Siguió con un molinete, uno de pecho, cuatro por la derecha y otro de pecho que metieron al público en la faena. Otra tanda más sin ligazón. Por el izquierdo el toro le protestaba y la embestida no era limpia. Cerró por estatuarios a pies juntos. Estocada baja. Dos orejas. El novillo que cerró plaza no le permitió expresarse, se aculó en tablas casi al comienzo de faena y poco pudo hacer. Manso de libro. Estocada entera. Ovación con saludos.
Crónica: José Ruiz Fotografías: José María Fresneda.
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Plaza de toros de Daimiel (Ciudad Real). Media entrada. Corrida de la Ganadería de El Cotillo sin fondo, ni raza ni clase. Permitieron un pobre juego.
Enrique Ponce, de chocolate y oro. Ovación con saludos y 2 orejas
Javier Conde, de rosa y azabache. Pitos y Pitos
Luis Miguel Vázquez, de naranja y azabache. Ovación con saludos y dos orejas
Carlos Aranda, de blanco y azabache. Dos orejas y ovación con saludos
Enrique Ponce, Luis Miguel Vázquez y Carlos Aranda salieron a hombros.