Cargando La Suerte

El diestro de la Puebla del Río sufrió una espectacular voltereta, cortó las dos orejas de su último toro en Madrid y de manera sorpresiva en el centro del ruedo se corta la coleta, dejando en shock a todos los aficionados a la tauromaquia. Se va un torero que marcará una historia.

Fernando Robleño también se cortó la coleta de manos de sus hijos y de nuevo perdió la Puerta Grande por la espada.

Muchos alicientes había para no perderse la última corrida de la temporada en la capital del reino, pues con toros de Garcigrande procedentes de Juan Pedro Domecq Solís, enchiquerados para la ocasión, íbamos a asistir a algo histórico para los aficionados de Madrid como era la despedida del toreo activo, de un torero especialmente querido en estos lares como lo es Fernando Robleño, compartiendo tarde con Morante de la Puebla que abría cartel y Sergio Rodríguez que confirmaba alternativa y llegaba a este cartel como premio por haber sido el ganador del certamen de la Copa Chenel.

Tras romper el paseíllo y después de escuchar los acordes del Himno Nacional, se instó a los actuantes a recoger una ovación desde el tercio que la concurrencia tributó a los tres matadores.

Por razones que seguramente pueden adivinar voy a dejar para el final la actuación del diestro de La Puebla del Río.

Robleño ha estado en su línea habitual, entregado sin regatear esfuerzos ante un lote en el que el primero de sus toros no mostró celo alguno desde la salida y al que recibió toreando por verónicas, saliendo suelto de sus encuentros con las huestes montadas y eso, que en el segundo trance se emplea empujando.

Con la muleta cuesta mucho poder ligar los muletazos, pues tiene que rectificar constantemente la posición entre cite y cite y provocar insistentemente las acometidas del deslucido animal. Con la espada, pues como casi siempre, tres pinchazos y una casi entera un tanto tendida. Silencio.

El quinto toro tiene otro son y morfología pues más corto de manos que su primero y cuello que facilita su humillación, lo que aprovecha el madrileño para ejecutar unas preciosas chicuelinas en el turno de quites. Se luce Iván García con las banderillas ejecutando un emocionante tercio.

Brinda Fernando a sus hijos y comienza su faena de muleta muy relajado, templando las embestidas con los hombros caídos llegando con mucha fuerza su labor a los tendidos y más aún cuando con la mano izquierda logra poner a la gente en pie con una serie de naturales muy ceñidos y rematados atrás. Con la faena en su punto más álgido, cambia la espada de ayuda por la de acero, se vislumbraba triunfo gordo para el recuerdo en su despedida, pero Robleño no sería Robleño si lo hubiera finiquitado de un buen espadazo. Fiel a lo que lamentablemente nos tiene acostumbrados, lo pincha antes de cobrar una buena estocada, para lograr que lo que pudieron ser dos orejas quedara tan solo en una. Tras dar una vuelta al ruedo apoteósica con un apéndice en la mano, se dirige al tercio donde sus dos hijos le cortan la coleta. Se va un gran torero, pero siempre quedará en el corazón de la afición madrileña.

El confirmante Sergio Rodríguez afrontaba la tarde más importante de su carrera con una carga de responsabilidad grandísima y se enfrenta en primer lugar a un toro muy serio y veleto de encornadura que muestra poco celo pero que mete la cara abajo en el peto del caballo en varas galopando después en banderillas.

Tras la ceremonia de confirmación, inicia Sergio su labor muletera dejando siempre un tiempo entre los muletazos, consiguiendo así algunos pases sueltos de buen trazo con la mano diestra. Con la izquierda, sube un tanto la faena cuando elige terrenos paralelos a las tablas, pero con altibajos a la hora de llegar a los tendidos. De estocada tendida y cierto desprendimiento acaba su labor. Ovación tras recado presidencial.

Por verónicas de rodillas recibe Sergio Rodríguez al último toro de la temporada venteña, apretándole de tal manera que debe ganar la verticalidad con premura. El tercio de muleta resulta ser complicado, pues al de Garcigrande le falta empuje y ganas de viajar hasta el final de las embestidas y por mucho empeño que quisiera poner el abulense de Las Navas del Marqués, aquello no podía levantar vuelo y más por las emociones que se arrastraban desde lo acontecido con anterioridad y se hace el silencio cuando el toro dobla después de recibir un pinchazo y una estocada que cae muy abajo.

He dejado para el final como había anunciado la actuación de Morante de la Puebla pues lo que ha acontecido ha sido todo un sorpresón.

El primer toro del diestro sevillano es ovacionado de salida por lo espectacular de sus hechuras, un toro alto, con mucho volumen y montado, al que recibe Morante por verónicas muy cerrado en tablas, unas de mejor ejecución que otras, que llegan a enardecer a una parte del público, que ya en la calle antes de comenzar el festejo, cantaban a coro aquello de José Antonio Morante de la Puebla. Se mide el castigo en varas y ya en tercio de banderillas se luce Curro Javier, aunque una banderilla clava en el agujero del puyazo.

En el tercio de muleta el animal se viene muy abajo y salvo una trincherilla, la faena no coge altura ninguna, pues el de Garcigrande echa el freno y le cuesta mucho moverse y así es imposible, así que Morante decide acabar con ese deslucido animal y después de varios pinchazos a toro parado consigue por fin acabar con su oponente y poco colaborador burel.

Lo gordo de la tarde llegó en el cuarto toro, segundo del lote de Morante de la Puebla.

Es el toro que hace cuarto del festejo un toro colorado ojo de perdiz con mucho perfil y amplio de sienes al que recibe el matador rodilla en tierra en terrenos del 7, ganando terreno hacia las afueras y después de pasar al toro por chicuelinas, intentando recoger la embestida, sufre el diestro una cogida cayendo en la arena sobre el cuello de muy fea manera, quedando inerte hasta que es levantado por los que con rapidez acuden a socorrerle. Cuando es transportado en volandas a la enfermería detienen el viaje  y tratan de recuperar al torero, seguramente por petición propia, pero se le ve conmocionado y desde el tendido se le insta a que vaya a la enfermería, pero se niega y poco a poco se va recuperando y al final se incorpora a la lidia. Con los trastos utilizados en el último tercio y montera en mano brinda el toro a Santiago Abascal que presenciaba el festejo.

Con seguridad y lentitud comienza la faena el de La Puebla exponiendo muchísimo en cada lance, pues el ajuste es máximo. Es Morante en estado puro, sobre todo con la mano diestra, pues por el pitón izquierdo no acaba de verlo claro el matador y hay momentos en los que la faena no llega a mantener del todo su punto álgido, pero es digna de un gran torero, aunque hay cierto barullo y de opiniones encontradas en un sector de la plaza, concretamente en la grada del tendido 5. Una estocada entera en buen sitio acaba con el cuatreño. Se desata la euforia al pedirse las dos orejas por parte de la concurrencia, petición que es atendida sin mucho remilgos por parte del presidente del festejo D. Roberto Gómez Guillén, el mismo señor de las dos orejas a Emilio de Justo.

Pero ahora viene la sorpresa y es que cuando Morante finaliza la vuelta al ruedo en olor de multitudes y tras dejar todo lo que llevaba en las manos a sus asistentes, en la soledad más absoluta, se va al centro y él mismo se desprende la coleta ante la incredulidad de todo el mundo, tanto de profesionales como de espectadores, todos quedamos atónitos. Morante de la Puebla se va, se va un icono de la tauromaquia, se va un torero llamado para pasar al recuerdo y con él se van muchas pasiones, muchas competencias comparativas.

José Antonio Morante de la Puebla se ha cortado la coleta un día 12 de octubre “Día de la Hispanidad” y en Madrid, en la Plaza de Las Ventas, recuerden esa fecha pues pasará a los anales de la historia.

Gracias por todo Morante y muchas gracias Robleño, los dos os vais el mismo día y ¿ahora qué?.

Y hasta aquí. Parafraseando a mi amigo Manuel del Moral yo les diría eso de: Estaría escribiendo de toros todo el día pero…

La temporada en Madrid se acabó y con ello mis crónicas de lo que por aquí acontece, así que solo me queda decirles que hasta la próxima. Les envío mis mejores deseos de felicidad y no decaigan en su afición que esto da vida y es maravilloso. Si a alguien he molestado con mis comentarios que me perdonen y a quien les hayan gustado que me perdonen también, han sido casi 40 crónicas seguidas, ya está bien. 

Crónica: Tomás Mata Menchero

Foto: © Alfredo Arévalo (Plaza 1) 

Ficha del Festejo:

Hierro de Garcigrande - España

Plaza de toros de Las Ventas, Madrid. Corrida de la Hispanidad 2025. Último festejo de la temporada venteña. Lleno de ‘No hay billetes’. Toros de Garcigrande.

Morante de la Puebla; silencio y dos orejas. Al terminar su actuación se cortó la coleta en el centro del anillo bajo sorpresa de todos los asistentes.

Fernando Robleño; (que se despidía de los ruedos), silencio y oreja.

Sergio Rodríguez; (que confirma la alternativa), ovación tras aviso y silencio.

Incidencias: Al finalizar el paseíllo, sonaron los acordes del Himno Nacional de España. Los tres toreros saludaron una ovación. Después, el público de Madrid, propiciado por el Tendido 7, sacó de nuevo a saludar a Fernando Robleño.

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