Cargando La Suerte

En la última de feria en Ciudad Real, el valenciano muestra firmeza y rotundidad ante su lote de Martín Lorca. Saludaron sendas ovaciones Alejandro Peñaranda y Carlos Aranda ante oponentes de escasas opciones.

El cierre de la feria de la Virgen del Prado 2.025 trasladó al tendido la ilusión de una terna fresca en juventud, ante un encierro serio y entipado de Martín Lorca. Antes del comienzo “sonó el silencio” del respeto, cariño y recuerdo, en memoria de D. Vicente Utrero, presidente de esta plaza de toros durante un extenso periplo y fallecido el pasado mes de abril.

Hoy en esta última del abono, los sones de “Manolete” durante el paseíllo gozaron de una temperatura mucho más agradable. El cielo pareció vestirse de un bonito color “azul Reina Rincón” sobre el coso de la Glorieta de Pérez Ayala, y en sus tendidos una entrada (más de media) que hace pensar en los brotes verdes de Ciudad Real, gracias sin duda al impulso de Ayuntamiento y Diputación sobre la primera feria que Nacho Lloret gestiona y donde se comienza a estructurar con ilusión una nueva y estimulante etapa.

Los dos hierros que engloban la casa ganadera (Martín Lorca y Escribano Martín) fueron siendo arrastrados por el fenomenal tiro de mulillas sin pena ni gloria. La seria corrida enviada desde la finca sevillana de “La Navarra” tuvo solo fachada y un comportamiento marchito con algún toro manejable pero carente de raza y clase en sus embestidas. Al potable tercero le correspondió hoy el galardón de “tuerto en el país de los ciegos”

La tarde tuvo un nombre propio, el del valenciano Samuel Navalón. El de Ayora volvió a triunfar en Ciudad Real, tras cortar tres orejas en el pasado ciclo del 2.024. Hoy ya en su debut como matador de toros se vio un Navalón muy firme en todo momento, asentado en un valor muy veraz y con esa frescura que los toreros de su edad y situación están obligados a ofrecer, si en verdad quieren pegar codazos en un pelotón de matadores donde el acomodado escalafón (o sistema actual) requiere una renovación urgente, y Navalón es uno de los que puede formar parte de cualquier ataque a dicho pelotón. Por continuar con el símil ciclista, el pasado martes en Málaga lanzó un tremendo ataque David de Miranda que ojalá espoleé a mas de uno. Hoy de momento en Bilbao, parece haber despertado Roca Rey…

El tercero de la tarde ofreció a Navalón ese matiz colaborador suficiente que le bastó para desorejarlo. De rodillas le recetó dos largas cambiadas en el saludo capotero y en una perra gorda inició la faena, cambiándolo por la espalda hasta en tres ocasiones, echándoselo por delante en un colosal pase de pecho, con el que colocaba los cimientos del triunfo. Después avasalló a su enemigo, muy por encima de su condición en tiempos y pausas muy medidas, donde templó y aprovechó las opciones que le brindó “Extranjero” al que pasaportó de un espadazo “en el rincón”. Dos orejas de rotunda petición por parte del respetable. 

Al insípido sexto de salida lo lanceó muy decidido, pero sin lucimiento. De nuevo con la muleta enseñaría el puñado de hierba que lleva en la boca, con las rodillas en tierra y metiendo de nuevo al animal en unas inercias llenas de gobierno y mando. Lo que le faltó a “Viajante” lo puso Navalón, y de no fallar con el acero, hubiese tocado pelo de nuevo. Se atascó con el verduguillo tras una soberbia estocada al segundo intento y fue ovacionado.

Alejandro Peñaranda mostró poseer un sitio muy firme y anduvo muy digno con sus dos toros. Al lidiado en segundo lugar le aguantó alguna tarascada violenta con el capote y en la muleta lo trajinó con pulcritud en un par de tandas iniciales que tuvieron importancia. Después se fue gripando el fondo de “Ventisco” en un trasteo a menos que concluyó Peñaranda con bonitos ayudados de diverso trazo. El desacierto con la espada le privó quizá de haber puntuado. Este segundo lo brindó a Beltrán “El Blonda” un jovencísimo alumno de la Escuela Taurina de Miguelturra quien bordó “el toreo de salón” ante unos cuantos protestantes el pasado domingo. 

Mostró actitud ante un serio galán de Escribano Martín (el de más trapío de la feria) lidiado como sobrero del quinto, el cual se mató al rematar contra el burladero del 3. Ricardo Romero ejecutó fenomenal la suerte de varas, recentado el mejor puyazo de la feria. Después la insuficiente duración de “Venezolano” dejaría sin opciones de triunfo al de Iniesta. 

El daimieleño Carlos Aranda anduvo poco asentado ante su primer oponente que abrió la tarde, ofreciendo el de Martin Lorca un comportamiento vulgar, sin ritmo y sin permitir obligar por abajo ni conducir sus acometidas. Pasaba por allí sin definirse y haciendo complicada la tarea de construir faena por parte de Aranda que tras despenarlo recibió una cariñosa ovación desde el tercio.

Con el cuarto, tras la agüita que esparce como nadie “Zapatones” pudo abrirse de capote el de Daimiel, dejando algún bonito lance de recibo. Lo mejor la media verónica en los medios que propinó tras quitar por “Chicuelo”. Después, el trasteo llevaría la tónica general de la intermitencia sobre diversos terrenos, donde Aranda intentó centrar a “Bolerito” en una actuación prolongada y afanosa, posteriormente malograda por el acero, recibiendo dos avisos y siendo silenciado. 

Con un rotundo Navalón a hombros, al igual que el pasado año, concluyó una Feria de la Virgen del Prado que con la gestión de la empresa “Eventos Mare Nostrum” pone a Ciudad Real en el camino del regreso hacia uno de los ciclos referentes del panorama agosteño taurino. ¡Dios quiera!

Crónica: Víctor Dorado Prado

Foto: © M. del Moral

Ficha del festejo

21 de agosto de 2.025. Plaza de Toros de Ciudad Real. Mas de media entrada en tarde agradable. Se guardó un minuto de silencio en memoria de D. Vicente Utrero, quien fuera presidente de esta Plaza de Toros durante un amplio periodo de tiempo. 

Se lidiaron toros de Martin Lorca (1º, 2º y 6º) y de la misma propiedad y misma procedencia con el hierro de Escribano Martín (3º, 4º y 5º bis.) bien presentados y de comportamiento deslucido en líneas generales. El tercero mostró algo de continuidad y ritmo, así como el sexto que ofreció algún chispazo aislado de calidad humillada.

Carlos Aranda, de blanco y oro: Ovación y silencio.

Alejandro Peñaranda, de blanco y oro: Ovación y ovación.

Samuel Navalón, de lila y oro: Dos orejas y ovación.

Destacaron los tercios de banderillas, donde saludaron montera en mano Basilio Mansilla y Víctor Martínez (en el 2º) Manuel Larios y Alfredo Cervantes (en el 3º) y Miguel Murillo y Miguel Ángel Ramírez (en el 4º). 

Samuel Navalón salió en hombros por la Puerta Grande.

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