Comienza la Feria de Otoño con una novillada de López Gibaja y más de media entrada.
Fiel a mi compromiso con Cargando la Suerte, de nuevo me dispongo a hacer llegar a los seguidores de este medio las crónicas que, bajo mi punto de vista, vengo escribiendo de lo que acontece en la primera plaza del mundo, Las Ventas del Espíritu Santo, en este caso en su Feria de Otoño 2025.
Comenzó la mencionada Feria con una novillada en la que se jugaron seis utreros de la ganadería cacereña de López Gibaja y una asistencia en los tendidos que superaba con creces la media entrada.
Cumplía este año la ganadería titular de la tarde los veinticinco años de antigüedad ya que fue en el año 2000 cuando hizo su presentación en esta plaza y eso que el pasado año solo lidió aquí una novillada en el certamen de las nocturnas de “Cénate Las Ventas”.
Las reses que pastan en la finca “Los Baldíos” en el término municipal de Oliva de Plasencia (Cáceres) pertenecen en su totalidad al encaste Domecq y formada desde el año 2002 por vía procedente de Toros de “El Torero”.
De presentación aceptable, aunque ninguno sobresalió por su belleza, han sido los que han saltado hoy a la arena venteña, ya que, a pesar de estar bien armados han sido bastos de hechuras, cortos de cuello y a excepción del corrido en primer lugar, el mejor de la novillada, los demás han tenido una movilidad engañosa, menos el sexto que se paró por completo en el último tercio; esto les ha hecho tapar su falta de bravura y eso que de alguna manera han ofrecido ciertas facilidades a los novilleros, que de haber estado algo más decididos, excepción hecha del segundo de la terna, alguno podría haber sido más aprovechado, pues lo que si han derrochado los animales, ha sido grandes dosis de nobleza.
El natural de Olivenza (Badajoz) y ganador el año pasado de la Liga Nacional de Novilladas, Sergio Sánchez, el mexicano de Toluca Emiliano Osornio, al que vimos debutar en Las Ventas el pasado mes de
marzo y el rondeño Ignacio Candelas, que debutó con picadores el pasado año en La Solana (Ciudad
Real), ha sido la terna encargada de dar lidia y muerte a los utreros de López Gibaja en la tarde de hoy.
Largo y con poco cuello pero bien armado, enseñando las puntas es el primer novillo de la tarde con el que Sergio Sánchez no puede lucirse con el capote, ya que el animal marca constantemente los terrenos de adentro y sale suelto del primer encuentro con el caballo, aunque se emplea tras la cometida inicial.
Tras un segundo puyazo de trámite, entra en su turno de quites el mexicano Osornio por delantales y tras dejar un par de lances de bella factura al ejecutar uno de los siguientes es volteado de mala manera, una vez recompuesto del percance vuelve a la cara del utrero para rematar con una media de buena ejecución.
Una vez pasado el tercio de banderillas comienza Sergio su faena de muleta hincado de hinojos para que una vez puesto en pie se observe que el animal comienza a ofrecer unas embestidas con ciertas posibilidades de lucimiento, pero la labor del novillero no acaba de llegar a los tendidos, si bien algún muletazo suelto tiene buen aire pero poco más. De estocada atravesadilla y ligeramente desprendida acaba Sergio con el burel. Aviso y a pesar de que salen algunos pañuelos, no son suficientes y todo queda en ovación.
El cuarto novillo parece marcar algún defecto en los apoyos a su salida. Es un animal hecho cuesta arriba, poco armónico en su constitución, cornidelantero y con tendencia a quedarse muy corto en sus embestidas. Acude pronto al caballo y el varilarguero, Majada, le administra un buen puyazo del que el utrero sale suelto y como la segunda vara la toma al relance nos quedamos con ganas de verle ir otra vez si lo hubieran colocado en suerte pero no fue así.
Poca clase demuestra el de Gibaja en los primeros compases de muleta pero aún así, quizás a Sergio Sánchez le faltó arrebatarse un poco más, pues lo que no ponía el novillo pudo haberlo puesto él y de
esa guisa fue difícil llegar a la concurrencia. Con la espada no acabó de verlo claro y su labor fue silenciada.
Era el turno de Emiliano Osornio cuando saltó al ruedo el segundo de la tarde, quizás el novillo más falto de remate del encierro y eso que era alto de agujas y muy ofensivo por delante. Sabíamos que el mexicano maneja el capote con soltura pero las embestidas de recibo dejaron poco lugar al lucimiento. El tercio de varas pasa sin pena ni gloria, pero Osornio no deja pasar la oportunidad de hacer su quite por chicuelinas rematadas con una revolera garbosa. En banderillas tampoco hacen presagiar nada especial las embestidas del novillo de cara a lo que pueda hacer en el último tercio y así fue, pues en la muleta el animal repone y vuelve sobre las manos. El de Toluca muestra oficio y a base de colocación y con las zapatillas clavadas en la arena consigue corregir defectos del informal novillo y consigue pasajes de mucho mérito conectando con los tendidos. Todo lo ha puesto y hecho el novillero además de dominio y temple. Tarda en doblar el novillo por el defecto de la estocada cobrada al primer intento, al caer esta con travesía y necesitar del uso del verduguillo. Ovación con saludos es su recompensa final.
Salta al ruedo en quinto lugar un novillo melocotón, el único aplaudido de salida. Es un toro con todas
las de la ley, no un novillo, pero tampoco permite que le toreen con el capote pues acomete siempre
con el pitón de fuera. El primero y segundo tercio son un puro trámite que el animal admite sin más.
Con trincherillas y naturales comienza Emiliano el tercio de muleta, pero tras ese esperanzador inicio el burel acusa su corpulencia y le cuesta cada vez más el desplazarse, eso no desanima al novillero y consigue muletazos de mano muy baja tirando del animal venido a menos. Muy bien y muy firme la
labor de Emiliano Osornio, pero lo mejor llegó al final con la espada. La estocada fue perfecta de
ejecución y colocación, todo un estoconazo y eso le hizo recibir una gran ovación después del arrastre
del “torito” que bien podría haber sido de mayor premio pues pocas veces vamos a ver una suerte
suprema ejecutada con tal perfección.
Era Ignacio Candelas el encargado de dar lidia y muerte al tercero y sexto de la tarde. El tercero era astifino, largo, alto y encogido de cuello al que Candelas recibe con verónicas pero echando la patita atrás en todos los lances. Se entrega con fuerza el novillo en el caballo aunque empuja solo con un pitón. Mejor en el segundo encuentro arrancándose de largo pero a la salida, cuando le muestran los capotes, no acaba de pasar y se queda debajo de los engaños. Buen tercio de banderillas a cargo de Víctor del Pozo al que se le obliga a desmonterarse. Genuflexo y con la mano derecha comienza el novillero de Ronda su labor muletera. El novillo quiere coger la tela pero le falta clase en sus acometidas y transcurridos los primeros compases con la franela, el burel marca tendencia a las tablas e intenta plantear su faena con muletazos ejecutados de uno en uno, pero algo no funciona, a veces por el
novillo y a veces por el novillero. Lo que le falta al novillo lo vemos, lo que pasa por la cabeza del
novillero pues no y la cosas queda en un si pero no. La estocada cobrada a la primera es de efecto
fulminante pero desprendida de colocación. Silencio.
El cierraplaza es el novillo más feote de todos los que han pisado hoy el ruedo, basto, con poco cuello, amplio de sienes y mueve los cuartos traseros dejándolos muy atrás. Se duerme en demasía en el peto del caballo y eso que empuja de frente encelándose pero a la salida del segundo encuentro con el montado cambia y se para de forma alarmante y así llega a la muleta, parado y muy venido a menos.
Lo intenta el malagueño pero es imposible, tanto es así que desde los tendidos se le insta a que acabe
con ese animal que no le ofrece ninguna posibilidad de lucimiento. Se atasca con la espada pero es que
además se coloca de una forma extraña para ejecutar la suerte, totalmente fuera de sitio y rectificando feamente cada vez que iba a iniciar el viaje y así pincha varias veces hasta que decide coger el descabello sin haber colocado la espada en ninguno de sus intentos. Descabello al segundo intento y silencio demasiado respetuoso es lo que se hace en la plaza tras el arrastre.
Y esto es lo que ha dado de sí el primer festejo de este serial de otoño. Mañana tarde de “NO HAY BILLETES” pues llega el primer plato fuerte del fin de semana y yo estaré aquí si Dios quiere para contárselo.
Crónica: Tomás Mata Menchero
Foto: © Alfredo Arévalo (Plaza 1)