El calor fue “El Rey” de Almodóvar del Campo, donde Reinosa obtuvo tres orejas y de vacío se fueron Manuel Caballero y Miguel Serrano.
La segunda edición del “itinerante Día de la Provincia” tuvo como escenario el coso almodovareño de “Las Eras de Marta” y donde el calor se dejó caer como fuego que escupe el demonio. Además, el peculiar diseño arquitectónico maridó con la fecha y la hora para poner a prueba el resistir de ese héroe sin capa llamado público asistente, aficionado o inquilino del abrasivo cemento, el cual presentó ayer una más que decorosa y meritoria media entrada.
Nada agradable y antiestético fue ver arrancar un paseíllo sin alguaciles, demostrando con certeza que las liturgias, ritos y puestas en escena que contiene una tarde de toros poseen una riqueza a la que cuidar con rigor.
La propuesta ganadera del cartel prometía interés, con tres hierros que a la postre fueron cuatro y diversidad de encastes entre las divisas de Javier Gallego (Veragua), Toros de Mollalta (Domecq vía Torrealta) e Ignacio Frías (Núñez) sumándose “Toros del Ojailen” que sustituyó a uno de Javier Gallego, lesionado en los corrales la noche anterior. La novillada tuvo destellos en varios animales, como el temple ocasional del primero, un precioso colorado muy en Núñez, la casta y el interés que siempre arroja lo de Veragua o la movilidad con poder que tuvo el del Ojailen. Todos ellos muy bien presentados para una plaza de tercera categoría, dándole importancia al principal protagonista de la fiesta.
Manuel Caballero anduvo a vueltas con el primero de Ignacio Frías, tardando quizá en cogerle la mano izquierda, por donde se desplazó más y mejor. La espada no fue virtud en líneas generales por parte de los novilleros, y en el caso concreto de Caballero le privó de un triunfo mayor quizá en su segundo. El que hizo cuarto de Mollalta cruzó la vista en su manera de colocar la cara, dificultando ponerse en el sitio al albaceteño, quien a base de confiar y estar firme obtuvo tandas meritorias en redondo con la diestra.
Muy confiado y decidido salió Miguel Serrano a recibir al Veragua de Javier Gallego corrido en segundo lugar, que llevó a gala la seriedad en su comportamiento. El jabonero hizo gala de ese “gas veragüeño” de los primeros tercios, donde exigen a cualquiera, pero el cual se atempera cuando llegan a la muleta como demostró por el pitón izquierdo, donde escondía un premio que disipó la espada. En quinto lugar, se chocó ante las dificultades del otro colorado de Ignacio Frías que incluso lo alcanzó sin consecuencias y con el que poco pudo hacer.
El acartelado de la provincia de Ciudad Real fue el ruidereño Adrián Reinosa, quien a la postre sería el triunfador numérico del festejo con tres apéndices de su lote. En su primer capitulo destacó la decidida intención de cargar la suerte durante el recibo a la verónica al castaño de Toros del Ojailen. El utrero de la familia Gallego no fue picado de manera correcta, como la gran mayoría de la novillada, llevando a cabo la suerte en terrenos cercanos a toriles, sin utilizar la contra querencia como otro de los sinsentidos que a veces ocurren. La falta de asentamiento de Reinosa ante el novillo hizo que el trasteo careciera del gobierno necesario para extraer mayor lucimiento, ya que además a este novillo le faltó un puyazo en regla, con lo que ello conlleva cuando hay motor y poder en el animal.
El sexto era muy serio por la vía de lo basto en sus hechuras, grandón y sin clase en su manera de embestir. La voluntad de Reinosa, su esfuerzo y el calor de sus seguidores llevaron su actuación hacia el triunfo. El generoso y excesivo doble trofeo no debe confundir al joven de Ruidera, quien tiene por delante un margen de mejora amplio para seguir luchando con mucho sacrificio e ilusión.
En la tarde a pesar del calor hubo contenido e interés por aquello de las dificultades que entraña siempre el difícil arte de torear. En las cuadrillas hubo oficio por parte de Roque de Vega, dominio en el percal de Candelas, evolución en Francisco Rodriguez, eficacia con los palos por parte de Arjona y poderío en la vara y el brazo de Ramon Flores. Acompañando al alcalde de Almodóvar, Jose Lozano en la barrera, estuvieron presentes el presidente de la Diputación Provincial, Miguel Angel Valverde, así como Adrián Fernández (vicepresidente) principales artífices de este festejo del día de la provincia, el cual seguirá su itinerancia hacia otro destino del territorio ciudarrealeño el próximo año.
Plaza de Toros de Almodóvar del Campo (Ciudad Real). Media entrada en tarde de intenso calor.
Se lidiaron novillos de Javier Gallego (2º), Toros de Mollalta (4º y 6º), Ignacio Frías (1º y 5º) y Toros del Ojailen (3º) bien presentados en conjunto y con sus matices morfológicos según sus procedencias. Destacaron el templado primero, el complicado pero interesante segundo y el tercero por su movilidad y transmisión.
Manuel Caballero, de tabaco oscuro y oro: Silencio y palmas.
Miguel Serrano, de grosella y azabache: Palmas y silencio
Adrián Reinosa, de verde y oro: Oreja y dos orejas.
Reinosa salió en hombros por la puerta grande.
Crónica: Víctor Dorado Prado
Fotos: Miriam Martín.







