Cargando La Suerte

Hacía mucho tiempo que no se veía torear en Las Ventas de una manera tan sublime y perfecta como lo ha hecho hoy Borja Jiménez, “faenón” a un toro extraordinario de Victorino Martín.

La corrida in memoriam de Victorino Martín Andrés tenía todos los alicientes para que la afición acudiera en masa a la plaza de la Capital del Reino, engalanada para la ocasión con tapices con fotos del añorado ganadero y el hierro y divisa de la ganadería que él formara allá por 1.967, consiguiendo volver a colgar el cartel de “No hay billetes” en las taquillas.

No defraudó en absoluto la corrida y eso que algunos de los toros fueron presentados de manera muy justa pero eso pasa a un segundo plano cuando en el ruedo hay emoción.

La procedencia de este tipo de toros es de sobra conocido por todos los aficionados siendo esta la de Santa Coloma por la vía del Marqués de Albaserrada con sus ya características conformaciones morfológicas tanto de tipo como de encornaduras y como no de juego diferente a lo que habitualmente se ve por las plazas donde se lidian toros de otros encastes diferentes y eso que en la tarde de hoy afortunadamente para los toreros no ha salido la alimaña que a veces le gustaba que saliera al recordado ganadero y que pedían el carnet a los matadores que se enfrentaban a ellos.

En cuanto al juego de los toros del festejo de esta tarde, diré que ha habido dos que han destacado sobre el resto, el mejor, recuerden el nombre «Milhijas» premiado con la vuelta al ruedo, que ha sido extraordinario y salió en sexto lugar. Otro toro destacable ha sido el primero de la tarde,  así como también el corrido en quinto lugar bajando el tono los restantes.

Paco UreñaEmilio de Justo y Borja Jiménez ha sido la terna de matadores que encabezaban el paseíllo que no fue deshecho hasta que no finalizó el minuto de silencio que se guardó in memoriam de D. Victorino Martín Andrés, padre del actual propietario de la ganadería, de cuyos toros se iban a encargar de dar lidia y muerte la terna citada con anterioridad.

Corresponde en primer lugar al murciano Paco Ureña un toro de apariencia terciada, de lomo recto al que le tapa la cara por una encornadura vuelta enseñando las palas aunque falto de remate por detrás y que hace gala de genio en los primeros compases de Ureña con el capote, para recibir posteriormente un duro castigo en varas que el animal acepta empujando. En el segundo tercio anda más que galopa.

Brinda Ureña a Victorino Martín que ocupaba una localidad del tendido bajo del ocho, para posteriormente iniciar su faena intentando que el animal se desplace y tratar los buenos embroques que le ofrece. No sigue el engaño hasta el final el de Victorino, ya que se vuelve sobre las manos y al descubrir el de Lorca que por el pitón izquierdo alarga más el viaje, consigue el torero buenos muletazos por ese lado bajando mucho la mano. Con la mano derecha es otro cantar y la faena baja de intensidad. Remata su labor el matador con una serie de naturales semiflexionando la rodilla, antes de que con media estocada baja de colocación acabar con el primero de la tarde. Silencio.

El segundo del lote de Paco Ureña es un toro alto de 593 Kg. de peso que se estrella contra un burladero pero no acusa el golpe. No humilla demasiado y embiste con el pitón exterior, tampoco se entrega mucho que digamos en el caballo del que sale incluso un tanto encampanado.

En el tercio de muleta no es alegre en las embestidas que digamos, por lo que hay que aprovechar las inercias para conseguir alguna repetición y siempre con la mano a media altura,  aun así, solo admite dos muletazos y de esa manera es difícil conectar con los tendidos, ya que si bien el toro tiene nobleza, no tiene el empuje necesario para que aquello tenga demasiado interés. Intenta entonces Ureña acortar los terrenos, pero la cosa tampoco fluye por ese camino. Perpendicular y baja es la estocada que cobra el diestro murciano, necesitando usar el verduguillo con el que acierta al segundo intento. Silencio.

Es el turno de Emilio de Justo en el segundo toro del festejo, un animal cornipaso y con falta de remate y volumen al que el torero extremeño recibe con capotazos flexionando la rodilla y ganando terreno hasta que remata en el centro de forma muy torera. Por chicuelinas de buena ejecución quita Emilio después del primer puyazo donde se le pega de lo lindo, doliéndose en el tercio de banderillas.

Con movilidad llega al último tercio pero no empuja por falta de entrega. Emilio trata de plantear su faena en los medios donde el toro no acepta de buen grado la pelea y tira derrotes en la mitad del recorrido de cada una de sus embestidas. Yo creo que no era ese el mejor terreno para sacar algo más positivo, pues al cerrar algo más al animal cerca de las rayas, no desarrolla tanto genio el toro y ahí es donde el torero extremeño consigue los más meritorio de su labor bajando mucho la mano. Estocada trasera es lo que consigue el matador en la suerte suprema para poder hacer trabajar al tiro de mulillas. Silencio.

El quito toro de la tarde también es un animal de apariencia terciada con poco cuello y pitones asaltillados al que Emilio recibe con capotazos de mucho mando por abajo, sacando al toro hasta los medios donde remata haciendo que el público valore y aplauda esa forma de torear.

Empuja con un solo pitón en el peto del caballo en el tercio de puyas y sin demasiada codicia saliendo con un molesto gazapeo después del segundo encuentro para dejarse banderillear sin más en el segundo tercio.

Comienza el tercio de muleta el torero de Torrejoncillo (Cáceres) doblándose por abajo para posteriormente plantear una faena de mucha exposición, aunque no muy lucida al principio, pero Emilio alarga las embestidas y consigue buenos muletazos toreando sobre la mano zurda a base de exponer mucho con un burel que tiene cierta transmisión. Cuando el animal se siente podido la cosa baja, pues ya hay veces que trata de defenderse tirando gañafones al final de los muletazos con los consiguientes enganchones que deslucen un tato lo que el matador había conseguido anteriormente. Es con la mano derecha cuando la faena vuelve a tomar altura, pues el recorrido del burel es más humillado, pero al bravo animal se desfonda y hay que cambiar la espada de ayuda por la de acero. La estocada que receta Emilio de Justo es de manual, perfecta la ejecución y perfecta la colocación, estocada para enseñar en las escuelas taurinas, lo que hace que se pida un trofeo desde los tendidos que el Presidente concede a pesar de haberle enviado un aviso antes de que el toro doblara.

Armónico y con trapío es el tercero de la tarde, toro que corresponde al torero de Espartinas (Sevilla) Borja Jiménez al que este recibe con buenas verónicas a pesar de que el animal embiste con las manos por delante. Discreta pelea en el caballo, pues el toro se limita a dejarse pegar y corta mucho a los banderilleros en el segundo tercio.

Muleta en mano plantea Borja una faena  que se aprecia un tanto complicada ya que el toro acomete con codicia volviéndose con mucha rapidez y es eso lo que trata de menguar el matador a base de alargar el recorrido de los viajes en las embestidas, cosa que consigue a medida que avanza la labor muletera y al no coger ritmo la cosa no marcha del todo bien, unas veces por el toro y otras, por qué no decirlo, por el torero. E torero falla estrepitosamente con la espada cuando decide dar por terminada su faena, pues el acero entra muy cercano a los números que el animal lleva marcados en los costillares. Silencio aunque se escuchan también ciertos pitos para Borja Jiménez.

Y en esto sale «Milhijas» para cerrar la corrida de hoy un toro cuajado de principio a fin, serio y largo ¿alguien dijo que los Santa Coloma no admiten muchos kilos? Pues 594 kg. desplazaba este galán al que Borja Jiménez conduce desde los terrenos de tablas hasta el centro de la plaza toreando por bajo, con mucho mando, a un animal que de entrada muestra unas embestidas enclasadas, con mucha humillación y haciendo el avión. Hace buena pelea en el tercio de varas el de Victorino en su primer encuentro con el varilarguero, aunque no tanto en el segundo puyazo. En el tercio de palitroques marca el animal cierta tendencia a los adentros, pero los embroques los hace con la cara abajo. 

Brinda Borja a todos los asistentes y sin mediar probatura alguna sorprende al respetable con un natural extraordinario, sencillamente extraordinario, al que le siguen otros de una belleza increíble. De momento la mano derecha la tiene de adorno el de Espartinas pues basa su labor en la mano zurda conduciendo la enclasada embestida de «Milhijas» con un temple, un trazo y una ligazón como hacía tiempo que no veíamos por estos lares, a partir de ahí todo fue creciendo y el público se puso en pie al final de cada serie a cual más brillante y de una belleza extraordinaria. El toro cada vez mejor y el torero sencillamente sublime, con una rotundidad impresionante. La duda era que aún no habíamos visto al toro por el pitón derecho y cuando Borja Jiménez decide tomar el estaquillador con la mano diestra, aquello no baja ni un ápice, es más, aún tiene más contundencia y mando si cabe. El público no daba crédito a que esto estuviera sucediendo, ¡que faenón!, que estructura, que belleza, que forma de enroscarse al toro en la cintura y rematar atrás, pero atrás, hasta el infinito y más allá, que manera de echar la muleta al hocico y llevar al toro cosido a la bamba de la muleta. El final fue apoteósico llevando al toro por abajo con una suavidad extrema, nada de líneas rectas y manos a media altura, no señor, todo en línea curva y todo por abajo, muy por abajo. Todos estábamos deseando empujar la espada cuando Borja se perfiló para matar pues sabemos los problemillas que este torero tiene a la hora de ejecutar al suerte suprema, pero no, esta vez no, esta vez la espada entra entera y en un sitio que no se puede recriminar mucho al matador. La plaza estalla de júbilo, pues lo que ha pasado allí se recordará mucho tiempo a los dos protagonistas, uno Borja Jiménez que ha cortado dos orejones rotundos, de ley absoluta y otro el toro «Milhijas» premiado con la vuelta al ruedo en medio de una gran ovación.

La salida por la Puerta Grande de Las Ventas es impresionante aunque a este torerazo nadie se haya planteado llevarle a hombros hasta su hotel y con respecto a «Milhijas» yo recomendaría que vieran repetido lo que hizo el famoso «Cobradiezmos» indultado en Sevilla y comparen con lo que ha dado hoy «Milhijas» en Madrid, pero esto es cosa mía, perdónenme.

Ah y otra cosa, la gente eufórica ha obligado a salir a acompañar en la vuelta al ruedo a hombros a Victorino Martín y él ha aceptado pro como dice un buen amigo mío ¿estamos locos?, la corrida ha tenido su interés pero solo este sexto y un poco el primero de la tarde han estado por encima del resto y eso, no es para tanto, digo yo.

Y esto ha sido todo lo que les puedo contar de lo que ha acontecido esta tarde en la corrida in memoriam de D. Victorino Martín Andrés.

Un saludo y hasta la próxima.         

Crónica: Tomás Mata Menchero

Foto: © Alfredo Arévalo (Plaza 1) 

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