Tras un 2015 sin toros en el coso de La Cuerda, los tendidos registraron una buena entrada, demostrando que también en Almagro, se quiere y se necesita la fiesta de los toros, como siempre.
Con el ya temido retraso habitual de muchos festejos echó a andar un paseíllo con los dos más jóvenes desmonterados ante su debut en esta bonita plaza de toros. El pasodoble “Plaza de Almagro” era interrumpido para guardar un breve momento de respetuoso silencio en memoria de José Manuel Castro “El Monaguillo” quien fuera novillero y gran taurino de la localidad.
De la corrida decir que tuvo la presencia correcta para la plaza donde se lidió. La presencia del primero, con un pitón literalmente roto en su punta y sangrando emborronó de alguna forma la que pudiéramos denominar aceptable de sus hermanos. El comportamiento suelto de salida, que costó fijar en los primeros tercios y sin entrega, sacando un buen fondo y bravura en el último tercio en el caso del tercero, un buen toro premiado con la vuelta al ruedo, al igual que el enclasado primero o el colaborador sexto. El resto no ofreció pelea de verdad y acusaron una falta de raza que les impidió destacar.
La tarde iba a llevar el peso de un arrollador Alberto López Simón, que una tarde mas consigue demostrar ese hambre por querer ser alguien importante en este mundo. Con el capote hay en Alberto mas querer que poder, no es su fuerte. Su fuerte es comenzar las faenas quedándose quieto para ligar lo antes posible las embestidas y conectar con los tendidos, consintiendo y aguantando las primeras arrancadas de animales a los que suele dejar crudos de su “pelea en varas” que resulta ser un trámite en la mayoría de los casos. De este modo y mientras mojaba su muleta pegado a las tablas, para combatir el vientecito manchego que quiso molestar por momentos, se le vino su primero, recogiéndolo al hilo de la barrera con los pies juntos, la figura erguida, empezando a componer la obra más completa y artística de la tarde. Por ambos pitones se fue cuajado el de José Vázquez al desolladero. Se descalzó el madrileño, como es habitual en él cuando un toro le embiste por derecho. Hubo muletazos con la diestra de mucha hondura y empaque, relajando la figura, asentando las zapatillas y metiendo los riñones, de ahí que surgiera la profundidad, la belleza, la conjunción, el toreo. Una tanda final con las dos rodillas en tierra consiguiendo ligar y llevar, alborotaron de manera rotunda los tendidos ya entregados al torero. Duración del numero 93, de nombre Cazador, que embistió por abajo con gran importancia. La estocada arriba y los máximos trofeos a manos del que no podía debutar de mejor manera en Almagro.
El sexto fue un toro pesimamente lidiado. Le dieron capa hasta los monosabios, y para guinda del pastel el presidente lo cambió sin miramientos con tres palos, “en fin”… A la muleta llegó con algo de gas el animal que el torero supo dosificar para terminar metiéndolo en la canasta. No había gran recorrido, pero había un torero lanzado a sacar el máximo partido de aquello. En la corta distancia dejo Simón detalles con remates y circulares que buscaron la vistosidad en el trasteo que hubo que inventarse de manera inteligente. El estoconazo fulminante, perfilándose desde muy lejos tiraban patas arriba al que cerró plaza, enloqueciendo a un público el de Almagro, ferial y festivo que pidió con insistencia un rabo concedido finalmente “a favor de obra” por parte del presidente y de manera un tanto exagerada.
“El Fandi” tuvo en su actuación su característica mas común, que es la de dar espectáculo y conectar con los tendidos, especialmente con los de sol. Al noble primero que colocaba la cara con clase y con ritmo en sus embestidas le hizo “Fandila” de todo. Lo recibió de rodillas, le recetó “lopecinas”, le endosó una buena media, cuatro pares de banderillas “como siempre” demostrando las facultades físicas, y un sin fin de pases con la muleta a media altura convertidos en auténticos mantazos, que llegan mucho a los tendidos y a él le vale. Un bajonazo trasero y las dos orejas otorgadas por el Almagro más “enfandilado”.
Con el cuarto, que fue de los mas deslucidos, más de lo mismo. Ganas de agradar del granadino, bullicioso en banderillas y muy vacío de contenido con la franela. Provocó a los de sol para cortarle la oreja tras un espadazo al encuentro.
Cayetano se llevó el lote menos colaborador. Una pena, porque a pesar de no torear demasiado llegaba a Almagro con la aureola de un buena momento demostrado en la reciente feria de Málaga donde cortó las dos orejas la tarde de su actuación dejando una grata impresión. En Almagro recibió a su primero a pies juntos con el capote, muy Rivera, muy personal, muy Paquirri, y dejó destellos de clase en un comienzo de faena muy torero flexionando la pierna que carga la suerte y bajando la mano con torería y mando. Con la espada no lo vió claro y receto una buena estocada al sexto intento dejando en silencio ese primer capítulo. Su segundo fue otro de los más vulgares en los comportamientos de los de José Vázquez y no pudo ofrecer su verdadero concepto Cayetano. Se justificó y lo intentó con voluntad el torero comenzando el trasteo con suavidad, saliéndose a la raya del tercio. Con la gente muy a favor se puso a torear al natural sufriendo algún enganchón al final de varios muletazos a un toro que tenía ese defecto de puntear y protestar ya que le costaba un mundo ir hacia delante. Tanto es así que a la tercera tanda se paró obligando a Cayetano a meterse en la corta distancia. Un buen espadazo tras un pinchazo y el descabello le permitieron pasear un trofeo de una afición almagreña que hoy volvió a divertirse en su plaza de toros, un 25 de agosto, con motivo de sus ferias y fiestas a San Bartolomé.
Crónica: Víctor Dorado Prado
Galería fotográfica: ©Manuel del Moral Manzanares
Plaza de Toros de Almagro. Más de media plaza en los tendidos. Tarde de calor con rachitas de viento.
Se lidiaron toros de José Vázquez, correctos de presencia salvo el primero, por el estado de su pitón izquierdo, De comportamiento noble y colaborador en líneas generales, destacando el buen tercero de nombre “Cazador” con el número 93, premiado con la vuelta al ruedo. Destacó también el primero por clase y calidad en sus embestidas.
“El Fandi” (Celeste y oro): Dos orejas y oreja
“Cayetano” (Blanco y plata): Silencio y oreja
López Simón (Azul noche y oro): Dos orejas y rabo y dos orejas y rabo.