Alejandro Talavante, Emilio de Justo y Tomás Rufo, triunfan en Tomelloso ante una corrida de Montalvo con un toro de vuelta al ruedo. La «espantá» de Morante unas horas antes no se notó en los tendidos que lucieron una buena entrada.
Tomelloso volvió a recuperar su esplendor de antaño con las figuras del toreo, y lo hizo arropado de una notable presencia de aficionados que cubrían tres cuartos del aforo. Un público cariñoso, festivo y respetuoso que premió, en ocasiones, con trofeos generosos, y que no echaron en falta la ausencia de Morante de la Puebla; cuyo sustituto fue premiado con los máximos trofeos, en una tarde entretenida y con una corrida de Montalvo, de aceptable presencia y juego dispar, Destacando el lidiado en segundo lugar, de nombre “Cantor”; a la postre premiado con la vuelta al ruedo en el arrastre, después de cortar los máximos trofeos, un inspirado Emilio de Justo.
Abría terna el extremeño Alejandro Talavante que se enfrentó a un toro de brusca embestida , y que se fue atemperando a lo largo de la lidia. Su carta de presentación la hizo con unos sabrosos delantales. Destacó pareando Javier Ámbel, que fue ovacionado. Inició Talavante el trasteo con unos estatuarios parsimoniosos, a los que le siguieron tandas con la diestra de gran enjundia y poso. Lo mejor de su actuación llegó en varias series por el pitón izquierdo , todo ello intercalado con su habitual improvisación, dándole así mayor emoción al trasteo. El ejemplar de Montalvo, que no anduvo sobrado de fuerzas, sí tenia cierta calidad que fue aprovechada por Alejandro, que cerró por manoletinas. Claudicó su actuación de estocada algo caída y se le concedieron las dos primeras orejas de la tarde.
En el cuarto, Talavante salió dispuesto a darlo todo con unos vistosos faroles, fue de lo más luminoso de su actuación, puesto que el toro resultó deslucido por la brusquedad de la embestida, protestando y punteando continuamente las telas de Talavante. Comenzó su labor de hinojos poniendo todo de su parte el torero, en una actuación arrebatada y de mucho compromiso. Lo intentó por ambos pitones, y tiró de recursos más efectistas para mantener la atención del público, y como recetó una gran estocada, sumó otra nueva oreja a su esportón.
Emilio de Justo tuvo una actuación sobresaliente en su presentación en el coso tomellosero, cuajando una faena memorable con un excelente ejemplar, de nombre “Cantor”, que regaló unas embestidas “de dulce” al torero encargado en suplir la ausencia de Morante de la Puebla.
De justo lo cuajó a la verónica, y más tarde quitó con unas apretadas chicuelinas.
Inicio de faena de gran calado, con muletazos muy sentidos y toreros. Por la derecha extrajo series profundas y rotas que hicieron rugir a la afición Manchega. Con la zocata se gustó De justo en dos tandas tan ligadas como plenas de gusto, hondura y naturalidad. Remató la obra toreando al natural con la derecha, con los hombros descolgados y poniendo el alma en cada muletazo, que hicieron que los tendidos se pusieran en pie, aderezado todo su conjunto con una plasticidad y una torería apabullantes. Se tiró decidido con la espada, pero cayó baja, aunque esto no fue impedimento para que le fueran concedidos los máximos trofeos para el torero, y el merecido premio de la vuelta al ruedo en el arrastre, para el bravo “Cantor”, y que junto a Emilio de Justo, ya forman parte de la historia de esta plaza. Por cierto, brindó su faena al empresario de la plaza, y también ganadero y apoderado, Pablo Lozano.
No pudo redondear la tarde Emilio de Justo en el quinto, con un toro carente de raza y fuerzas, pues tan sólo se pudo lucir en unas voluntariosas verónicas de recibo. El burel rehuyó en todo momento de la pelea, a pesar del ímpetu y la constancia del torero por intentar agradar. El público agradeció la brevedad de Emilio a la hora de sacar agua de un pozo seco. Además mató de una estocada baja y recibió palmas de consolación.
Tomás Rufo le enjaretó un buen ramillete de verónicas a su primero, y tras un buen par de Fernando Sánchez se dispuso a brindar al público. El inicio de faena no pudo ser más vibrante, con las dos rodillas en tierra, y ligando los muletazos con despaciosidad y muy encajado el torero. El toro, al verse podido acabó rajándose, por lo que el Toledano se empleó a fondo para extraer lo poco que le quedaba al animal. Al final, Rufo pisó terrenos prohibidos y se pegó un arrimón de órdago. Con el toro pegado a tablas se tiró encima y le recetó una gran estocada, en una labor que fue premiada con una oreja ganada “a sangre y fuego”.
Y salió al ruedo de Tomelloso otro excelente toro de Montalvo, de nombre “Maestro” y a pesar de las dos volteretas que sufrió, el paso por el caballo fue un “mero trámite”. Buena lidia por parte de la cuadrilla de Tomás, que lo cuidó y mimo, y también hay que destacar un par de excelente ejecución del siempre eficaz, Fernando Sánchez. Siendo éste el preludio de otra gran faena, la que protagonizó Rufo que, en maestro, cuajó un poderoso trasteo, destacando el primoroso toreo al natural, dejando auténticos carteles de toros, de mano baja, de trazo largo, con un temple descomunal y rematando los muletazos detrás de la cadera.
Faena “de cante grande” de un inspirado Tomás Rufo que cimentó una obra colosal y de mucho mando y poder, el poder de un torero que quiere, y puede, llegar a lo más alto, pues tiene todos los mimbres para lograrlo. Lo finiquitó de una soberbia estocada y un certero descabello y el público le pidió con insistencia el doble premio que el presidente, con total merecimiento, llegó a conceder.
Crónica: Roberto García Minguillán
Galería fotográfica: © Manuel del Moral Manzanares
Ficha del festejo:
Plaza de toros de Tomelloso, tres cuartos de entrada en tarde agradable. Se han lidiado toros del hierro de Montalvo, bien presentados de buen juego en lineas generales excepto el tercero y quinto que se pararon, pero dos excelentes, segundo bravo y con transmisión que se le concedió la vuelta al ruedo y el sexto también muy bravo que fue aplaudido en el arrastre.
Alejandro Talavante; dos orejas y oreja.
Emilio de Justo; dos orejas y rabo y ovación.
Tomás Rufo; oreja y dos orejas.