Antonio Ferrera cortó cuatro orejas y un rabo con un triunfo que conquistó a los tendidos con su particular forma de interpretar la Tauromaquia. Julio Benítez “El Cordobés” tuvo una actuación muy seria, de capacidad y de mucha raza cortando tres orejas. El toricantano Antonio Gómez Valenzuela demostró sus buenas condiciones, sus ganas de abrirse paso en este mundo y estando muy inteligente toda la tarde, lo que le permitió cortar cuatro orejas.
Valdepeñas volvía este año a integrar su tradicional corrida de toros en las Fiestas del Vino de la ciudad y a tenor de lo visto hoy en los tendidos el acierto ha sido rotundo ya que la plaza presentó una muy buena entrada.
El público respondió al interesante cartel que proponía la empresa TauroSevilla 2000 S.L donde se combinaba una figura del toreo como es Antonio Ferrera, un torero de dinastía como Julio Benítez “El Cordobés” y la alternativa del torero Antonio Gómez Valenzuela. Esto pone de manifiesto que cuando se organizan festejos con interés la afición valdepeñera siempre responde y se debe continuar en la misma línea, no en vano Valdepeñas es una de las plazas con más historia de la provincia de Ciudad Real.
La corrida empezó con una equivocación en los toriles apareció en primer lugar en el ruedo, el primer toro del lote de Julio Benítez “El Cordobés” que lo recibió con unas templadas verónicas. Empujó el toro con un solo pitón en el tercio de varas, empleándose de verdad y recibiendo una buena vara. En el tercio de banderillas la cuadrilla cumplió cuidando al toro y buena lidia fue la que recibió por parte Juan José Rueda “Ruso”. Comenzó el tercio de muleta con muletazos por bajo doblándose “El Cordobés” con el toro y llevándolo templado y suave. El toro tenía un pitón derecho muy bueno colocaba bien la cara y se desplaza largo, embestía con clase este primero de Villamarta y lo entendió muy pronto Julio Benítez que en dos tandas con la mano derecha le bajó mano y consiguió muletazos rotundos y con profundidad. Por el pitón izquierdo no puedo ligar tanto en el toreo al natural, pero hubo naturales largos de uno en uno, aprovechando la calidad del toro. En el final de faena agradó al público con el del salto de la rana marca de la casa. Estocada ligeramente caída y dos orejas. El toro de Villamarta fue aplaudido en el arrastre. Fue un toro bravo y con clase en su embestida.
En su segundo toro, que fue el cuarto de la corrida lo recibió con una larga cambiada saliendo suelto el toro para después torearlo a la verónica con buen gusto y llegando a los tendidos.
El toro en el tercio de varas fue picado trasero y se le aplicó un castigo medido, el toro que andaba muy justo de fuerzas, en el tercio de banderillas solamente se le pusieron dos pares.
Brindó el toro a D. Augusto Centeno, ganadero de la ganadería de Hermanos Centeno Guerra. En el tercio de muleta inicio Julio Benítez su labor de rodillas en un inicio de faena que conectó con los tendidos, pero tras ese inicio se encontró con un toro que manifestó sus pocas fuerzas ya que le costaba desplazarse y terminó rajándose y pegado a las tablas a pesar de que “El Cordobés” trató por todos los medios de realizarle faena, pero su fue imposible.Nada que reprochar a la gran disposición del torero. El toro terminó echándose antes de la suerte suprema, lo mató con una estocada pegado a las tablas y fue premiado con una oreja.
El segundo toro de la tarde, que debería haber salido en primer lugar de no haberse equivocado los corraleros, fue el toro del hierro de Villamarta de número 12 y de nombre «Rabiotanito», de capa castaño. Toro con el que tomaría la alternativa el toricantano Antonio Gómez Valenzuela, torero jienense, en Valdepeñas. Lo recibió el torero de Pegalajar, con unas verónicas ejecutadas con suavidad, enganchado al toro delante, lo cual llegó a los tendidos.
Recibió un puyazo trasero y fue muy medido el castigo. Le dio tiempo Perucha en la lidia del tercio de banderillas y todo se le hizo con suavidad, donde la cuadrilla cumplió en dicho tercio.
Brindo el toro de su alternativa a sus padres en un brindis emotivo, tras la ceremonia de la cesión de trastos con Antonio Ferrera como padrino y Julio Benítez como testigo.
Inicio la faena al toro de la alternativa con muletazos muy suaves, acariciando la embestida por el pitón derecho. Muy dispuesto el torero, basó el inicio de su faena sobre el pitón derecho con muletazos donde al toro le costaba salirse de los vuelos de la muleta quedándose corto, aunque Gómez Valenzuela muy inteligente siempre se colocó en el sitio y trato de alargar las embestidas.
Por el pitón izquierdo el toro tuvo algo más de recorrido y lo aprovechó para darle unos buenos naturales de uno en uno basándose en una buena colocación durante toda la faena. El toro se paró y se fue inteligentemente a por la espada. Cerró con unos molinetes antes de matarlo de una estocada con buena colocación. Fue premiado con dos orejas.
En el segundo de su lote, sexto y último de la tarde se enfrentó a un toro castaño de gran presencia un toro hondo con mucha plaza. Lo recibió con unas verónicas de correcta ejecución.
El toro fue mal picado con un puyazo caído, pero tuvo poder el toro a la hora de empujar en el caballo, aunque se le picó muy cerca de la querencia de toriles. Se cumplió en el tercio de banderillas.
Brindó a Manuel Morales, un banderillero de su cuadrilla. Comenzó la faena con muletazos por abajo y se lo sacó más allá de la segunda raya. El toro tenía que torear ya que embestía rebrincado y aguantó una mirada del toro escalofriante cuando toreaba por el pitón derecho y Gómez Valenzuela le fue haciendo faena poco a poco colocándose en el sitio y de uno en uno realizó una faena de inteligencia, valiente y claro de ideas. Estocada casi entera pero en un sitio de mucha muerte y el toro cayó rodado y le fueron concedidas dos orejas.
Debido a la equivocación en los corrales, Antonio Ferrera lidió su primer toro en tercer lugar, pero le dio igual porque este torero es una figura que está en un momento extraordinario lo recibió con el capote con su manera tan personal de interpretar la tauromaquia con un farol sin toro para engancharlo con el toreo a la verónica, que alternó con chicuelinas de mano baja y fue sensacional la media verónica mirando al tendido.
Llevó al toro al caballo de manera muy personal con capotazos muy suaves y en el tercio de varas el toro recibió un puyazo muy medido ya que no se le sobraban las fuerzas al toro de Villamarta. Hoy en día es complicado ver a los matadores que se saquen ellos mismos al toro del caballo tras el puyazo pues Ferrera lo hace y remató la lidia con una serpentina.
En el tercio de banderillas se desmonteraron Ángel Otero y Víctor Martínez tras un buen tercio y una buena lidia de Miguel Murillo.
Comenzó la faena de muleta sentado en el estribo, Antonio Ferrera, se sacó al toro más allá de la segunda raya y se puso a torear sin probaturas por el pitón derecho con muletazos ajustados, templados y muy relajados que llegaban con fuerza a los tendidos.
Por el pitón izquierdo le bajó la mano y lo sometió con naturales largos ajustados y con profundidad con gran torería, siempre con el público muy metido en la faena gritando olés de manera rotunda que resonaban en la plaza. Se puso otra vez por el pitón derecho dando unos molinetes para después pegar unos naturales en los que se abandonó, toreando para él, para entonces la plaza estaba entrega a Ferrera y esta a su vez estaba entregada a su toreo. El final de faena con unos ayudados por bajo fueron extraordinarios, lo mató en la suerte contraria de media estocada en muy bien sitio ligeramente tendida la espada y fue premiado con dos orejas y rabo y un clamor en los tendidos gritando torero, torero.
En el segundo de su lote, quinto toro de la tarde lo recibió con unas verónicas muy estéticas que pronto conectaron con los tendidos aunque el recibo capotero fue en dos partes ya que el toro salió suelto.
En el tercio de varas, el toro manifestó su poder empujando con un solo pitón derribó al picador y siendo un poco caótica la lidia en este tercio. Se llegó al tercio de banderillas y Antonio decidió poner banderillas al toque de la música, fueron cuatro pares de banderillas de excelente colocación donde el maestro sacó todo su repertorio en este tercio, con pares de poder a poder, quebrando previamente y colocando en la cara con su particular salto con las piernas hacia adelante, andándole al toro de forma muy torera de lejos y el último par fue al violín, la plaza de Valdepeñas estaba contenta por el espectáculo que estaba viendo y totalmente entregada a Antonio Ferrera.
En el tercio de muleta, el extremeño continuó con el espectáculo y lidió al toro con su particular forma de interpretar la tauromaquia. Previamente brindó el toro al maestro D. Rafael Jiménez González, «Chiquilín», matador de toros cordobés.
Se sacó al toro más allá de la segunda raya y pronto afloraron los olés en los tendidos en la primera serie con la mano derecha. En ese momento comenzó la música a tocar y Ferrera paró la música y metió a la gente en una faena muy personal citando al toro de largo, instrumentó molinetes y toreo de forma muy personal, relajado con torería, tratando de llevarlo largo en todo momento alcanzo mayor ajuste por el pitón izquierdo al son de los olés del público. Formó un escándalo entre el público y con los acordes de la música del pasodoble “La Concha Flamenca” la plaza se volvió a entregar al toreo tan personal de Ferrera. Lo mató a la segunda con su particular manera de andarle de lejos al toro y se le arrancó y lo mató recibiendo. Gritos de torero, torero y dos orejas con petición de rabo, no atendida por el palco que actuó de forma correcta.
Crónica del festejo: Juan Carlos Fresno Donado
Galería fotográfica: © Manuel del Moral Manzanares
Plaza de toros de Valdepeñas (Ciudad Real). Tres cuartos de plaza en tarde agradable.
Ficha del Festejo:
Plaza de toros de Valdepeñas (Ciudad Real). Corrida de Toros de la Ganadería de Villamarta, de buena presentación, nobles en su comportamiento, de gran juego excepto el cuarto y destacando el primero y quinto por su clase.
Antonio Ferrera, dos orejas y rabo y dos orejas tras aviso.
Julio Benítez “El Cordobés”, dos orejas y oreja.
Antonio Gómez Valenzuela, dos orejas y dos orejas.
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