Aníbal Ruiz y Carlos Aranda abandonaron a hombros la Plaza de Toros de Ciudad Real tras desorejar a sus enemigos.

El recuperado Día de la Provincia en este 2024 por la Diputación Provincial de Ciudad Real presidida por Miguel Ángel Valverde echó el cierre en la Plaza de Toros de Ciudad Real. Buen sitio. En el cartel, toros y toreros de la tierra, y en el tendido un bonito ambiente y más de medio aforo aparentemente cubierto por aficionados de toda la provincia. Se percibe que hay ganas de toros en la capital, y también fuera de ella.

El novillo de Mollalta que abrió el festival marcó de salida con claridad lo que haría durante el resto de la lidia, echando la cara arriba y quedándose muy corto en el capote de Víctor Puerto, quien no pudo hacer otra cosa que salirse a los medios con torería. Brindó a su hijo y su tío Antonio, aunque la faena no pudo brillar a la altura que merecía un brindis tan emotivo. Si por el derecho pegó tornillazos y protestó en la salida de cada muletazo con la cara arriba, cuando cambió la muleta de mano los defectos fueron los mismos pero más ostensibles. Víctor tiró de oficio, y poco más pudo hacer, salvo matarlo por arriba y por derecho. Paseó una oreja.

Aníbal Ruiz, implicado además en la organización del festival, sorteó un novillo jabonero sucio de Mollalta que lo volteó en el recibo capotero de feas formas, levantándolo por el vientre. Se levantó Aníbal pidiendo a todos que lo dejaran con aquel animal al que terminó pegando dos verónicas y media dejando claro que su raza sigue estando ahí, intacta a pesar de los años. Recibió un puyazo fuerte el novillo que en banderillas enseñó que podía tener calidad, sobre todo por el izquierdo. Pero un volantín en el comienzo de faena lo mermó en demasía, permitiendo al de Alcázar poco más que gustarse en algunos naturales largos, enganchados muy delante. Por el derecho era otro el novillo, y Aníbal apuró el mejor pitón en los mismos medios y muy en Aníbal, terminando desplantado de rodillas, puente incluido. Una estocada de efecto inmediato puso las dos orejas en su mano.

El toro salinero de Patón que apareció por chiqueros para Fernando Tendero subió varios puntos la presentación del festejo. Estuvo bien Tendero en el recibo a la verónica y en unas chicuelinas bien ceñidas, pero el animal no es que fuera un dechado de virtudes, sino más bien lo contrario: la cara arriba y el viaje corto por el derecho. Y por el izquierdo aún peor, tirando la cornada a la altura del pecho a mitad del muletazo. Pero estuvo firme, y mucho, Fernando Tendero, volviendo a demostrar que lleva dentro un torero muy serio. No estaba para florituras el animal cuando quiso fajarse en el final de faena con la muleta por detrás sin ayuda, propiciando el segundo susto serio de la tarde con una voltereta sin consecuencias aparentes. Cobró una estocada arriba de mucho mérito, y cortó su oreja.

Carlos Aranda enlotó el otro toro de la noche, un precioso castaño de Manuela Patón hecho para embestir. Por los dos pitones metió la cara con calidad en las verónicas de Aranda, pero el toro se desgastó mucho empujando al caballo del que le costó un mundo salir, encelado de puro bravo. Llegó a la muleta queriendo más que pudiendo a pesar del exquisito trato dado por Jorge Fuentes en la lidia, y Carlos anduvo con suavidad y templado, que era lo que pedía. Tuvo más recorrido por el derecho, y por ahí lo exprimió el de Daimiel, con la virtud de conectar especialmente en los últimos muletazos de cada serie y en los remates. Firmó el trasteo con unos bonitos ayudados por alto, acompañando mucho con el pecho, destacando el de la firma por el izquierdo. Y tras casi media arriba y descabello le pidieron las dos con fuerza, concedidas por el palco.

Había mucho interés por ver a los dos novilleros de la tierra anunciados en el cartel, pero el penúltimo capítulo de la noche no pudo comenzar peor. Aarón Infantes se fue a la puerta de chiqueros para recibir a su novillo de Mollalta de hinojos, y fue cogido. Pudo rehacerse, pero en su huida buscando el olivo perseguido por el novillo, fue Aníbal quien se llevó la peor parte, sufriendo una voltereta que asustó de verdad a todo el mundo arrollado por el animal al cortárselo a Aarón. Porque la caída fue feísima, y porque al levantarse no podía andar, como descoordinado. A todos se nos pasaron cosas por la cabeza que es mejor no escribir, pero tras unos instantes eternos de confusión e incertidumbre, ver a Aníbal caminar hacia la enfermería entre barreras fue un alivio. Luego el novillo resultó complicado, ajustándose y acoplándose Aarón más con él en algunos naturales a pesar de las manifiestas dificultades del astado por ese lado; pero insistiendo mucho más por el derecho, buscándole las vueltas por ese pitón quizás por la confianza que siempre da la espada de ayuda cuando se necesita firmeza en la muleta. Con el novillo ya muy venido a menos, recetó una estocada entera un pelín atravesada. Le pidieron las dos, pero el premio se quedó en la mitad.

Y para cerrar la velada apareció el sexto bis tras devolverse el titular, un “pitorrito” de Mollalta feo, la verdad, con el que Adrián Reinosa estuvo alegre en el saludo capotero. Pero resultó aquerenciado, agarrado al piso, y con un viaje muy corto. Por el izquierdo fue casi imposible. En definitiva, muchas complicaciones para el menos puesto del cartel. Aún así Adrián estuvo como tenía que estar, en novillero e intentando todo lo que buenamente pudo intentar. También se llevó su voltereta, y su oreja después de una estocada habilidosa.

Tres horas después de trenzarse el paseíllo y siendo ya el día siguiente al del comienzo del festival, Aníbal Ruiz y Carlos Aranda se fueron a hombros de la plaza. El resto por su propio pie, afortunadamente todos sanos y salvos. Después de todo, creo que esa es la mejor noticia.

FICHA DEL FESTEJO

Plaza de Toros de Ciudad Real. Festival con picadores nocturno de celebración del Día de la Provincia. Algo más de media plaza. Se lidiaron toros de Manuela Patón (3º y 4º) y novillos de Mollalta (1º, 2º, 5º y 6º), de presentación correcta y desigual, destacando por su calidad el corrido en cuarto lugar;

Víctor Puerto (oreja)

Aníbal Ruiz (dos orejas)

Fernando Tendero (oreja)

Carlos Aranda (dos orejas)

Aarón Infantes (oreja con petición de la segunda)

Adrián Reinosa (oreja)

Al finalizar el paseíllo se guardó un minuto de silencio en memoria de los taurinos provinciales fallecidos en los últimos años Andrés Prado, Gregorio Herrero, Rafael Ruiz y Ángel Rodilla “Angelín”.

Crónica: Alvaro Ramos Golderos.

Galería fotográfica: @ Manuel del Moral Manzanares.

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