Cargando La Suerte

Quizás Las Ventas necesitan un reseteo en lo que a lo taurino se refiere pues se premia en exceso lo que antes no se premiaba aunque no se olvidaba fácilmente lo bueno realizado en el ruedo.

Solo había lidiado un toro el pasado año en el coso venteño la que hoy era la ganadería titular del festejo y la verdad es que los pupilos de El Pilar no han sido como para tirar cohetes en lo que a comportamiento se refiere. La presentación aceptable pero faltos de pujanza, acometividad y fuerza lo que ha hecho que los actuantes corrieran suerte desigual con sus lotes correspondientes y más aún cuando al fin y a la postre la corrida no se pudo lidiar al completo al haber sido devueltos a los corrales dos de sus toros anunciados, quinto y sexto, teniendo que ser lidiados en su lugar un toro de Castillejo de Huebra y otro de Villamarta a pesar de que el que abrió plaza debió correr la misma suerte y que por la inacción de D. Ignacio Sanjuan Rodríguez  que ocupó la poltrona presidencial esta tarde se mantuvo en la arena ante las protestas del respetable para al final llevar la razón la concurrencia, inexplicable.

Para no extenderme demasiado con posterioridad diré que la suerte de varas sigue siendo un trámite de pantomima y que ni los toros ni por supuesto los picadores estuvieron a la altura, los primeros por falta de bravura y casta y los segundos porque, con dolor de mi corazón, siguen ejecutando esta preciosa y espectacular suerte de una manera horrible haciendo flaco favor a sus jefes de filas y dañando a los animales de una manera infame colocando la puya allá donde caiga y encima infringiendo un daño irreparable a los animales a base de barrenar sin rectificar, por no hablar de la monta que llevan a cabo ni de la cuadra de caballos que superan con toda seguridad el peso reglamentario lo que hace que los animales se estrellen contra un muro de obra como si de hormigón armado se tratara.

Dicho esto solo me resta decir sobre el tema del ganado que los toros de la salmantina divisa de El Pilar no hicieron, ni por asomo, honor a su procedencia anterior ya que por línea directa vienen de casas tan legendarias y afamadas como Vistahermosa, Murube, Parladé, Tamarón, Conde de la Corte y Juan Pedro Domecq y Díez y así hasta Aldeanueva como escalón inmediato anterior a la actual.

Con más de tres cuartos de entrada y a las siete de la tarde en punto, que eso si sigue siendo algo que Madrid no altera, se inicia el paseíllo compuesto en esta ocasión por el riojano de Arnedo Diego Urdiales, el gaditano de San Fernando David Galván y el madrileño de Los Santos de la Humosa Víctor Hernández.

No ha tenido suerte Urdiales con el lote que le ha correspondido en suerte, pues en primer lugar se tuvo que encargar de dar lidia y muerte a un toro alto y largo que sale abanto e informal en sus acometidas al capote que le ofrece el riojano y que ya apunta de salida no estar sobrado de fuerzas precisamente, lo que acentúa en los dos primeros tercios, por lo que se protesta desde los tendidos a pesar de lo cual el Presidente no saca el pañuelo verde, se recrudecen las protestas al inicio de la labor muletera del matador pues el toro pierde las manos. Trata de ejercer de enfermero Urdiales conduciendo las sosas embestidas del animal pasándole sobre la franela a media altura pero ni por esas, así las cosas el matador abrevia y receta una estocada que hace guardia por su travesía después de pinchar al primer intento y descabella al animal sin más. Silencio.

No mejora la suerte de Urdiales con el segundo de su lote pues el toro bonito de hechuras y muy serio por delante tampoco le facilitó nada ni con el capote ni con la muleta y para colmo en el último tercio se levanta el viento descubriendo constantemente al torero. Algún muletazo suelto pero poca cosa le ofrece el ya parado animal al que Diego machetea por la cara como preludio de un espadazo colocado con habilidad y se acabó lo que se daba.

De lomo recto y muy serio es el primero de David Galván al que gaditano recibió con unas verónicas ejecutadas con limpieza y temple. Quita por saltilleras Víctor Hernández y sin nada que destacar en el tercio de banderillas brinda Galván al público. Tras unos inicios de tanteo se echa el matador la muleta a la mano diestra consiguiendo muletazos de cierta ligazón sin bajar la mano, siendo esto un denominador común en toda su labor muletera. Con la mano izquierda y echando mano de recursos técnicos consigue componer la figura de forma muy estética cosa que hace que los tendidos se manifiesten a favor. Faena limpia y de cierto mando que a pesar de escuchar un recado presidencial antes de entrar a matar hizo que gran parte del público esperase la ejecución de la suerte suprema con los pañuelos en la mano. Espadazo en buen sitio al primer intento, el animal se resiste a doblar y suenan clarines de nuevo avisando por segunda vez, dobla el burel herido, afloran pañuelos pidiendo la concesión de un trofeo pero que según el escrutinio del señor del palco no fueron mayoría, yo tampoco fui capaz de contarlos pero fuera como fuera David Galván da una clamorosa vuelta al ruedo con ciertas protestas del algún sector que considera que si pero no.

El quinto de la tarde de la ganadería titular es un toro muy ofensivo pero que de salida evidencia ciertos problemas de visión y descoordinación de movimientos lo que provoca que cuelgue del palco el pañuelo verde. En su lugar sale un toro de Castillejo de Huebra, bajo de altura y con fijeza mostrando siempre el hocico por delante de los pitones, confieso que es esta una característica que a mi personalmente me gusta pues suelen humillar en los embroques. Se mueve con facilidad acudiendo siempre a los cites con obediencia en los primeros compases del tercio de muleta. Se atempera el animal disminuyendo la velocidad y antes de empezar a manifestar cierta sosería, el gaditano ejecuta una serie al natural con la figura muy vertical. A pesar de su nobleza el animal comienza a desentenderse un tanto al salir del engaño. Acorta distancias el de San Fernando y a base de esfuerzo y colocación deja unos derechazos de mucho mérito antes de que el animal amenace con rehuir la pelea. Cambia el matador la espada de ayuda por la de acero y se tira a matar consiguiendo una estocada entera de colocación más que aceptable. De nuevo pañuelos del respetable al aire y de nuevo al señor del palco no le cuadran las cuentas y todo queda en otra vuelta al ruedo como en el primero de su lote y con las mismas manifestaciones al paso del matador por los diferentes tendidos, unos que si y otros que no.

Es Víctor Hernández, tercero de la terna, un torero que siempre moviliza muchos paisanos seguidores suyos y hoy no iba a ser menos.

Se hace presente el de Los Santos de la Humosa ante su primer enemigo, un toro astifino a más no poder y de salida abanta con el que no puede el torero lucirse con el capote. Tras pasar por el caballo de picar comienza el animal a desarrollar un peligro que se ve a todas luces. Muy complicado llega a la muleta pues no acaba de pasar el toro y repone constantemente e incluso se ve desde los tendidos que es un cara o cruz cada cite pero a base de exposición y valor consigue el madrileño alguna serie de extraordinario mérito y mucha verdad, es una faena de firmeza y de cara o cruz por los problemas que plantea el de El Pilar. Con la muleta en la mano izquierda hay veces que se le ve cogido y otras consigue muletazos a base de toques suaves, quizás si el toro fuera con la cara tapada de forma que no viera más que trapo no se habría sufrido tanto desde los tendidos. El público jalea cada muletazo, unas veces con un olé y otras con un ¡uy! hasta que coge el acero y lo entierra en la anatomía del toro casi por entero y un tanto atravesadita que consigue efecto fulminante. Petición y oreja es el premio que algunos asistentes consideran un tanto excesivo pues si en el sexto las cosas tiran por los mismos derroteros podría  abrir una Puerta Grande un tanto barata y más con la vehemencia con que sus paisanos le piden los trofeos, pero esto es así.

Devuelto por manifiesta falta de fuerzas el sexto de la tarde salta un sexto bis de Villamarta de desarrollado cuarto delantero, silleto y degollado al que para y lidia Jarocho de forma extraordinaria, lo que sin duda favoreció la posterior labor de su matador.

Por estatuarios inicia su faena Víctor y aunque las series son cortas no carecen de mando y poder. Con la muleta en la mano izquierda ejecuta el diestro una serie de uno en uno de frente que aunque son jaleados desde el tendido el toro pasa para allá y para acá sin más. Sufre un desarme al ejecutar uno de los naturales pero como el diestro goza del apoyo incondicional de los suyos, trata de subir de nuevo el diapasón con unas bernadinas finales que el viento emborrona a la segunda. Todos, bueno casi todos, lo asistentes veían venir la Puerta Grande pero el joven torero se lía y se atasca con el acero y tras cuatro pinchazos consigue acertar esfumándose definitivamente las esperanzas.

Y esto ha sido todo por hoy. Mañana es casi seguro que se cuelgue el cartel de no hay billetes y será un nuevo cantar que yo estaré dispuesto a contarles Dios mendiante.      

Crónica: Tomás Mata Menchero

Foto: © Alfredo Arévalo (Plaza 1)  

Ficha del festejo

Diego Urdiales: Silencio y Silencio.

David Galván: Vuelta al ruedo tras petición y dos avisos y Vuelta al ruedo tras petición de oreja.

Víctor Hernández: Oreja y Silencio tras aviso.

Plaza de toros de Las Ventas (Madrid). Segundo festejo de la Feria de San Isidro. 20586 espectadores. Toros de Toros de El Pilar, Castillejo de Huebra (5º BIS) y Villamarta (6º BIS)

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