Alejandro Talavante abre la Puerta Grande de Las Ventas en la primera de feria por una faena que hacía tiempo se esperaba del torero extremeño pues muchas veces apuntaba y por poco no daba en el blanco.
A pesar de que la corrida de Victoriano del Río y Toros de Cortés en términos generales no fueran un dechado de virtudes, cabe destacar dos toros sobre el resto e incluso si me apuran tres, uno el cuarto con el que Alejandro Talavante se sintió como pocas veces por estos lares, otro el tercero que cuando más apuntaba se vino a menos y el primero que pedía firmeza y poder con embestidas intermitentes pero que campó un tanto a su aire e incluso manifestando un peligro que no todos fueron capaces de ver.
La presentación de los animales fue la normal para esta plaza en lo que a morfología se refiere y con caras y pitones de escalofrío, rematados y cuajo como nos tiene acostumbrados esta ganadería que pasta en Guadalix de la Sierra, lo del comportamiento es otro cantar pues como ya he comentado no faltó el enclasado, el problemático e incluso el manso que de todo hay en la viña del Señor, mejor dicho en esta casa ganadera, cosa lógica por otra parte dado el batiburrillo de sangres de su producto, aunque el entronque más común de partida sea la procedencia Juan Pedro Domecq y otras que los propietarios guardan en secreto aunque se atisba algo de Los Bayones y algunas alquimias de laboratorio que como he dicho guardan con sumo secreto.
A las siete en punto de la tarde suenan clarines y timbales para que a los acordes del pasodoble “Gallito”, atrás quedó la interpretación de la partitura de “Plaza de Las Ventas” a la que estábamos acostumbrados. Se inicia el paseíllo con la terna de matadores al frente siendo esta la compuesta por el pacense Alejandro Talavante, el sevillano Juan Ortega y el francés de Burdeos Clemente que hacía su presentación como matador de toros en el coso venteño y que por lo tanto confirmaba alternativa.
Abrió plaza un toro muy serio con pitones largos y astifinos, altote al que el confirmante recibe por verónicas rematadas con una media en la boca de riego aguantando embestidas que el toro remata siempre por las nubes y sin emplearse en el tercio de puyas empujando con un solo pitón.
En el último tercio y tras la preceptiva ceremonia de confirmación de alternativa de manos de Talavante, brinda Clemente al público iniciando su labor sobre la mano diestra aprovechando alguna embestida que el animal ofrece sin tirar gañafones arriba que es un defecto que el toro corrige a cuenta gotas. Se manifiesta con firmeza el confirmante consiguiendo algún pasaje meritorio sobre la mano izquierda a base de tragar quina y colocación aunque lo mejor de su labor es lo que realizó con la mano derecha hasta que al intentar finalizar la faena con ayudados por abajo el toro pega un derrote levantando al torero y pasándoselo de un pitón a otro en el aire colgándole de la chaquetilla en unos momentos terribles que nos hizo pensar lo peor. Afortunadamente todo quedó en el susto y volvió a la cara del toro para acabar con él de dos estocadas feas por lo bajísimas que cayeron. Aviso y ovación tras el arrastre del animal que el diestro galo recogió desde el tercio con algunas protestas por parte de quienes llenaron los tendidos en el día de hoy.
Veleto de encornadura el que le correspondió a Clemente en sexto lugar y manifestando mansedumbre apretando siempre al lugar por donde salió. Fea pelea en varas y dificultades para los banderilleros en el segundo tercio pues el de Toros de Cortés recorta siempre en los encuentros.
Con la muleta Clemente realiza una labor muy profesional sobre todo con la mano diestra ya que es el pitón derecho el que, aunque pocas, le ofreció alguna embestida aprovechable a pesar de que el toro no tiene transmisión y acusa falta de raza. De media estocada en buen sitio finaliza su labor el de Burdeos recibiendo un recado presidencial antes de atronarle con el verduguillo viendo silenciada su actuación.
Como han podido comprobar he alterado el orden de los actuantes para centrarme en los toreros por orden de actuación en la primera parte del festejo, así que vayamos ahora con el más antiguo de la terna Alejandro Talavante al que le correspondió hacerse cargo de la lidia y muerte del segundo y cuarto toro precisamente por haber sido el padrino de ceremonia de confirmación de alternativa de Clemente.
Es el segundo toro un animal rectilíneo de lomo que acude al capote que le ofrece Talavante un tanto soso y que acepta el exceso de castigo del picador de forma anodina. Quita por chicuelinas Alejandro y después con la muleta manifiesta el burel falta de fuerza y casta y ante ese panorama decide el diestro coger la espada para cobrar una estocada caída que da con el toro en tierra. Silencio.
El segundo del lote del extremeño es amplio y largo de pitones manifestando desde la salida que quizás sea el pitón izquierdo el bueno pues por el derecho se hace el longuis. Apenas se emplea en sus encuentros con las huestes montadas. Tras el tercio de banderillas se va Talavante muleta en mano al toro y realiza un inicio de faena extraordinario, lento, templado y al realizar un precioso cambio de mano descubre el matador el filón del pitón izquierdo y es a partir de ese momento cuando el torero muestra su maestría haciendo que el toro vaya a más cada vez, templa, se lo ciñe en reuniones perfectas y rematando las series con una hondura de forma torerísima que hace que los tendidos se pongan en pie. Trincherillas finales y pases del desdén consiguen que los olés y las palmas resuenen hasta en la calle de Alcalá. Se va Alejandro Talavante a por la espada y cuando se perfila se hace un silencio sepulcral con el deseo de ayudarle a empujar la espada que al final cae entera, un punto trasera y con ligerísima travesía que hace doblar al de Victoriano del Río. Éxtasis, locura, tendidos blancos por el hondear de pañuelos y aunque D. José María Fernández Egea presidente del festejo se hace el remolón para sacar el segundo pañuelo, al final cede ante el fervor popular y concede la segunda oreja que van a parar a manos del extremeño Alejandro Talavante y de ahí el título de mi crónica “Habemus Puerta Grande”. ¿premio excesivo a tenor de la colocación de la espada?, no lo sé, ¿barata? Yo por mi parte me reservo la opinión pero lo hecho hecho está y no hay más que decir, el pueblo es soberano.
Se esperaba con mucho interés a Juan Ortega en esta primera de feria por varias razones, el momento en el que está, por verle con su toreo de capote, por el arte que atesora, por su torería llena de clasicismo, en fin, por muchísimas cosas pero en Madrid nunca llega nada de eso y el crédito se va agotando y eso que cada vez que tiene oportunidad se le ven cosas que a otros no, pero el bagaje sigue siendo muy escaso y nos estamos cansando de esperar. Es cierto que su lote en el día de hoy no ha sido nada especial pues el primero de su lote era un toro enmorrillado y serio que no deja lucirse al sevillano en sus lances de recibo aunque en turno de réplica a un quite por verónicas de Talavante lancea por elegantes chicuelinas ciñéndose al toro en la cintura. Con la muleta hace presagiar algo grande componiendo la figura con muletazos de gusto sobre la diestra pero es un espejismo pues el toro se viene a menos y cuando cambia de mano para torear con la zocata el toro busca a quien mueve el engaño y la faena no coge vuelo aunque el diestro trate de conducir las embestidas hasta el final pero no es posible y se va a por la espada de acero para colocar una estocada a la que precedió un pinchazo. Aviso cuando el toro dobla y silencio del respetable.
El quinto toro no ofrece nada de lucimiento a Juan, es un toro serio pero nada claro y espera mucho en banderillas tras cumplir sin pena ni gloria en el primer tercio.
Comienza el matador sevillano con la muleta tirando del toro hacia los medios donde el animal se defiende más que acomete pegando derrotes hasta el punto de que en uno de estos está a punto de hacer presa en el sevillano, es imposible hacer nada y se va el diestro a por la espada con la que da un sainete grande consiguiendo atronar al toro con la espada de cruceta tras un sinfín de pinchazos que yo particularmente perdí la cuenta, demasiado respeto se tuvo con el esperado Juan Ortega al silenciar su labor sin recriminarle siquiera el que cogiera el verduguillo sin haber dejado la espada en la anatomía del toro en ninguno de sus múltiples intentos.
Y eso ha sido todo por hoy, esto no ha hecho más que comenzar y seguro que nos esperan cosas importantes que vivir y disfrutar.
Mañana más y mejor y yo como siempre estaré aquí para contárselo.
Por cierto quiero decir que me he permitido titular esta crónica de la forma que lo he hecho por el sentir de una frase que hemos escuchado desde el pasado sábado y que todos hemos repetido en más de una ocasión “HABEMUS PAPAM”, excúsenme esta licencia.
Crónica: Tomás Mata Menchero
Foto: © Alfredo Arévalo (Plaza 1)
Ficha del Festejo:
Plaza de toros de Las Ventas (Madrid). Primer festejo de la Feria de San Isidro. Lleno de ‘No hay billetes’. Toros de Victoriano del Río y Toros de Cortés (5º y 6º).
Alejandro Talavante; silencio y dos orejas.
Juan Ortega; silencio tras aviso y silencio tras aviso.
Clemente; que confirma alternativa, ovación tras aviso y silencio tras aviso.
Alejandro Talavante salió a hombros por la Puerta Grande.
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