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La terna se reparte nueve orejas y un rabo en la primera de feria de Piedrabuena, vuelta al ruedo al sexto de Acurrucén.

No puedo por menos que empezar esta crónica haciendo referencia a las deficiencias organizativas de las que la gran mayoría del público casi que no se percata, pero que al aficionado de verdad le chirrían. Y da mucha pena que, en una plaza como Piedrabuena, en la que no hace muchos años se cuidaban todos los detalles, coja la deriva de otras plazas con mucha menos solera que la del Castillo de Mortara. El cartel anunciador de los datos de cada toro, la divisa y los programas de mano pasaron a la historia. Pero es que, además, solo salieron tres caballos de picar en el paseíllo, que, para más inri, se hizo sin música y a mitad del mismo comenzó a sonar el himno nacional. También se rompió la tradición de que salgan los dos caballos de picar al ruedo, como manda el reglamento (si bien es cierto que es mucho más práctico que solo aparezca el de turno). Y volvimos a la marrullería de que las mulillas tarden un siglo en arrastrar al toro. De lo que sí se dio cuenta todo el mundo es de la polvareda que tuvimos que soportar toda la tarde por falta de previsión y no haber regado convenientemente en las horas anteriores al comienzo. El pagano, el que sostiene esto retratándose en taquilla, tragando polvo toda la tarde. Un despropósito.

Ciñéndonos a lo puramente taurino hay que decir que se lidió una corrida de los Hermanos Lozano desigual de presencia y de juego, con el denominador común de la comodidad de cabezas y con un buen toro para cada torero.

El Fandi se encontró con un primer toro de nombre Altamares, bravo y noble, que cumplió sobradamente en varas recibiendo dos puyazos en una sola entrada y que llegó repetidor y con gran fijeza a la muleta. Lo recibió con una larga cambiada de rodillas, lo quitó por chicuelinas y le puso tres pares de banderillas aceptables (el tercero al violín). Con la franela estuvo muy a gusto, en una faena basada en la mano derecha, en la que hubo series templadas, pero en la que faltó ajuste y no acabó de entusiasmar a la grada. Calentó los ánimos con una serie de molinetes finales y mató de una estocada desprendida, tirando los peones al toro con la consabida rueda. Le premiaron con dos generosas orejas. El cuarto mostró mucha tendencia a chiqueros desde que salió. Tomó tres picotazos saliendo rebotado del peto, y el presidente cambió el tercio por su cuenta provocando el enfado del matador. Clavó un primer par a toro pasado y otros tres pares más aseados (uno de ellos al violín). El toro nunca se acabó de olvidar de los chiqueros y embistió probón, sin acabar de humillar y saliendo cada vez más distraído de la muleta de un Fandi que nunca se acabó de confiar. Mató de un bajonazo y le dieron una absurda oreja con petición muy minoritaria.

El segundo toro, que mostró también tendencia a chiqueros desde que saltó al ruedo, tomó dos puyazos, saliendo rebotado del primer encuentro. Se cambió el tercio de banderillas con solo tres palos y el encastadito castaño llegó a la muleta con emoción en la embestida. Perera logró sujetarlo en el centro del ruedo tras una primera serie de probaturas y llevó a cabo una meritoria faena basada en el toreo en redondo con la derecha, aunque lo mejor fue una serie de naturales. Acabó con circulares naturales e invertidos y luquecinas, mató de una estocada trasera desprendida de efecto fulminante y cortó dos orejas. El colorado quinto manseó mucho en varas y se llevó cuatro puyazos en dos entradas al peto. Llegó noblón y soso a la muleta, embistiendo casi de forma mortecina, por lo que Perera estuvo tan tranquilo como tentando una becerra, pero, aunque hubo muletazos templados, no acabó de llegar al tendido. Tras una estocada desprendida y una petición muy minoritaria, le otorgaron inexplicablemente otra oreja.

El tercero manseó en el caballo y llegó probón, mirón y con corto recorrido a la muleta de un Mario Sotos que inició la faena con unos poderosos doblones y después estuvo dispuesto y muy firme, aguantando miradas y parones en una meritoria faena que remató con circulares y media estocada trasera. Oreja. Y salió el sexto y único negro de la corrida, de nombre Chavito, y Sotos lo recibió con las mejores verónicas de la tarde. El toro, que tomó un único puyazo antes de que el picador llegara a la contraquerencia, fue muy noble y repetidor en la muleta, y Sotos volvió a estar muy dispuesto y lo toreó a placer, especialmente con la mano derecha, ya que al natural faltó mucho ajuste. Hubo algunos momentos de gusto en una faena muy larga y, cuando cogió la espada de verdad surgieron en los tendidos de sol algunos gritos de “¡no lo mates!”, mensaje que captó el matador y se subió de inmediato al carro del triunfalismo para continuar toreando hasta provocar una petición de indulto ruidosa, aunque en absoluto unánime. En esta ocasión, el presidente se mantuvo firme mientras el matador se perfilaba una y otra vez, sin ninguna convicción de tirarse a matar. Tras el segundo aviso, por fin, se decidió: pinchazo hondo caído, pinchazo y estocada trasera desprendida. Vuelta al ruedo para el toro y el rabo para el torero, trofeo excesivo a todas luces tras el fallo a espadas.

En resumen, lo mejor de la tarde fueron dos meritorias actuaciones de Miguel Ángel Perera y Mario Sotos con los toros segundo y tercero respectivamente, mientras que El Fandi estuvo por debajo del buen primero. Muchos trofeos regalados y final con los tres toreros a hombros y el público contento, discutiendo sobre si era o no de indulto el sexto toro, pero cabe recordar, una vez más, que el indulto es antirreglamentario en plazas de tercera categoría. Bien por el presidente en esta ocasión.

Crónica: Juan Antonio Rivero

Galería fotográfica: ©Manuel del Moral Manzanares

Ficha del festejo:

Plaza de toros de Piedrabuena.

Jueves 15 septiembre 2022.

Primera corrida de la feria del Cristo de la Antigua. Media entrada.

4 toros de ALCURRUCÉN y 2 de EL CORTIJILLO (2º y 4º). Desiguales de peso, muy cómodos de caras en conjunto y sospechosos de pitones. De juego desigual, destacaron el bravo primero y el noble sexto. Mansearon el resto en el caballo, aunque el segundo embistió con emoción en el último tercio. Aplaudidos en el arrastre 1º y 2º. Vuelta al ruedo para el 6º.

David Fandila “EL FANDI”: dos orejas y oreja.

MIGUEL ÁNGEL PERERA: dos orejas y oreja.

MARIO SOTOS: oreja y dos orejas y rabo, tras dos avisos.